sábado, 7 de mayo de 2016

La etiqueta "LGBTI" en la literatura

Hace unos días, Fabián Vázquez comentaba en su blog que la gente a veces se queja de las etiquetas. Particularmente, de las etiquetas «LGBTI». 

L de lesbianas.
G de gays.
B de bisexuales.
T de trans: travestis, transexuales y transgéneros (importante: ver nota al final).
I de intersexuales.
Y muy acertadamente, Fabián comenta la importancia de las etiquetas para las personas LGBTI, que están invisibilizadas en muchísimos aspectos de la vida cotidiana. Desde los baños públicos hasta el matrimonio civil. 
Pero ¿qué pasa cuando hablamos de literatura?

En un blog (que no voy a linkear) hace un par de días leía esto:

La intención de los autores de esta "literatura LGBT" es normalizar las orientaciones sexuales no-heterosexual, pero poniendo ese nombre a la literatura como para "avisar" que hay personajes LGBT lo que hacen es distanciar aún más. Y no creo que lo hagan con esta intención, sino todo lo contrario, pero este es el resultado.

En primer lugar, los autores y editores de literatura LGBTI no necesitamos normalizar nada porque las orientaciones sexuales diversas son normales. La persona tal vez quiso decir "normalizar" el asunto en los libros... pero literatura LGBTI siempre ha habido. Que no se haya publicado, se haya censurado, no se haya traducido o no se haya promocionado como literatura LGBTI, es otra cosa. La etiqueta se le ha colocado recientemente gracias a que las personas LGBTI comenzaron a luchar y siguen luchando por la visibilización, por sus derechos. Literatura LGBTI siempre ha habido, solo que ahora es visible.

Los autores y editores queremos, sencillamente, que las personas LGBTI puedan verse reflejadas en nuestras obras. Además, quisiera saber en dónde se ha informado esta persona de nuestras intenciones. Porque, al menos para mí, le mintieron o se lo explicaron mal.
Y si alguien piensa que poner que una obra es LGBTI es "avisar" que tiene personajes diversos... parte de un prejuicio muy absurdo. Quisiera saber, también, en qué estadísticas se basa para afirmar que dicha etiqueta "distancia aún más" (y ese "aún más" me sonó muy feo). Es decir, que no me diga "me dijo el primo de mi primo de mi primo". Estadísticas reales, porque si no, se está hablando muy a la ligera y partiendo de un prejuicio. Y lo mismo cuando habla de "el resultado". Las obras LGBTI juveniles están muy de moda entre los jóvenes no necesariamente LGBTI, así que realmente dudo que esos "resultados" estén basados en algo más que prejuicios y chismes de pasillo. Sin ir más lejos, Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo se publicó hasta en Corea. Y Te daría el mundo será llevado a la gran pantalla.

Entiendo la intención de la persona que hizo este comentario. Pero no la comparto y creo que es muy arriesgado y hasta dañino lanzar tales afirmaciones sin una fuente certera.




Y es que hay gente que opina que la etiqueta LGBTI no debería aplicársele, ya que la literatura "heterosexual" no lleva tal bandera. Y yo respondo con una pregunta: ¿a qué llaman literatura heterosexual? Dudo que alguien pueda darme una respuesta satisfactoria sin referirse a la literatura romántica o erótica con personajes heterosexuales. 
Pero, en cambio, yo sí puedo decir qué es la literatura LGBTI y creo tal vez que a mucha gente le satisfará la respuesta. La literatura LGBTI abarca obras con las que las personas LGBTI pueden sentirse identificadas. Desde El corredor de fondo hasta los poemas de Ioshua. Y no tienen por qué ser novelas románticas o eróticas.
Y la palabra "identificada" es clave porque las personas LGBTI son, como decía arriba, invisibilizadas diariamente y, en los peores casos, humilladas, maltratadas y hasta asesinadas. 
Cuando publiqué mi cuento infantil gay Javier y el príncipe del mar recibí un comentario que me llenó de emoción. Un muchacho me decía que ojalá alguien le hubiera leído ese cuento cuando era pequeño. A eso me refiero con identificación. A sentir que no se está solo. A sentir que otros sienten lo mismo. A sentir que no está mal lo que sentimos. 
Por eso se les pone la etiqueta LGBTI a las obras que reflejan la realidad de las personas gays, lesbianas, trans e intersexuales, más allá de cualquier afán marquetinero. Porque las obras tienen que encontrar a su público. El sentido de los libros se lo dan los lectores. Y no me refiero a que una novela gay tiene que ir a manos de un chico o un hombre gay. Eso es simplificar. El destino ideal de una obra, cualquiera, es ir a manos de a quien pueda decirle algo.

Ahora, el argumento de la etiqueta LGBTI "excluye". "Excluir" de por sí tiene una carga negativa. Hablemos de "separar", que no tiene la misma carga. La literatura LGBTI tiene que separarse del resto de la literatura para ser visible. Desde lo más rudimentario: hallar una novela en Amazon.

Una vez, Billy Martin (Poppy Z. Brite) dijo en su Facebook que ese pensamiento de que las etiquetas no son necesarias siempre salía de la cabeza de un hombre o una mujer cis. Muy de acuerdo.

Las etiquetas serán necesarias hasta que ya no lo sean.

Seguramente llegará el momento en que las novelas románticas homosexuales dejen de estar en la categoría LGBTI para estar simplemente en "romance". Pero por ahora, la etiqueta es necesaria.

Nota acerca de «travesti»
En Argentina, travesti implica identidad de género, mientras que en otros países, como España, no. En España, travesti es simplemente quien se viste con ropas del sexo contrario, por el motivo que sea. En España, decirle travesti a una mujer transexual constituye una ofensa muy grave a su identidad. De la misma forma, como las travestis de Argentina se identifican mujeres (desconozco en qué otros países el término implica identidad de género), tratarlas de hombres disfrazados también es una ofensa muy grande.
Tuve que explicarle esto a varias personas de España y todas se sorprendieron mucho.Y no se trataba de personas no relacionadas con el tema, más bien todo lo contrario.



2 comentarios:

V dijo...

Muy bueno Sofía. A veces hay gente que pretende ser más papista que el papa y no sabe ni dónde pisa. Que clasifiques un tipo de lectura que la etiqueta Lgtbi, por lo menos en mi caso, no es para AVISAR de nada, cono si fuera un cartel de precaución. Y tienes razón, llegará un momento en que las etiquetas no serán necesarias.

Paloma Caballero dijo...

Estoy de acuerdo con esto, realmente no se que miedo le tienen a colocar la etiqueta. Son muchos los comentaros que he visto con respecto a este tema y argumentos que me parecen francamente ridículos.
Hace tiempo vi a una chica que decía que no colocaba la etiqueta porque así los lectores no se espantan.
Sinceramente si te encuentras de frente con una persona intolerante no creó que "se espante menos" al leer sólo porque no tenga la etiqueta y por otro lado me parece que es un tema que debería visibilizarse, no esconderse.