lunes, 23 de mayo de 2016

Escritura: la creación de personajes multidimensionales

La creación de personajes es sin duda uno de los retos más importantes de quien planea escribir una novela. Y por eso mismo, es en lo que muchas obras fallan. El argumento puede ser genial, la escritura puede ser preciosa... pero si el personaje o los personajes son planos, vacíos, estereotípicos y huecos, estamos en un problema.
El estereotipo por excelencia es el del villano. Es el mal absoluto que no deja lugar a ningún destello de bondad. Y por este motivo, deberían evitarse si no planeamos escribir un cuento de hadas, donde esta convención es aceptable. Un villano plano es Valentine Morgenstern, de Cazadores de Sombras. Un villano multidimensional es Lord Voldemort, de Harry Potter, aunque el más multidimensional de la saga es Severus Snape. Un villano mucho más multidimensional (y este ejemplo no es de un libro, sino de TV, pero lo incluyo porque me parece excelente) es Tony Stonem, de Skins. Este ejemplo es muy interesante porque quizá en ningún momento pensamos en Tony como un villano, pero ahí esta: es manipulador y de buenito no tiene nada. El accidente que sufre es tal vez la forma que tuvieron de "castigarlo". El personaje más multidimensional que vi hasta el momento es Walter White, de Breaking Bad; el éxito de la serie se debe, sin duda, a la excelente construcción del personaje (sumada a la sobresaliente actuación de Bryan Cranston, claro).
Otros estereotipos comunes actualmente son: la adolescente virgen que se enamora del chico malo; el chico malo; el galán guapo y adinerado, etc. En el yaoi/homoerótica tenemos los estereotipos de: el seme serio, manipulador y atractivo; el uke tierno que se deja manipular y violentar; el heterosexual que nunca se había fijado en otro hombre hasta que llega ese hombre. 
Todos los estereotipos son poco deseables a la hora de crear ficción de calidad.
Por eso, a continuación les dejo lo que yo tengo en cuenta la hora crear un personaje. Y como escribo literatura LGBTI, voy a relacionarlo con esta temática. 
Lo primero que tengo en cuenta es conocer la infancia del personaje. La infancia y la adolescencia, si el personaje es adulto. Lo que somos de adultos es la consecuencia de lo que vivimos en el pasado y yo considero imprescindible conocer el pasado de los personajes para poder darlos a conocer y comprenderlos en el presente. No importa que en la historia no digamos absolutamente nada acerca de la infancia y/o la adolescencia del personaje. Empezar por ahí es el mejor punto de partida para crear un ser humano convicente. Acá voy a mencionar como ejemplo a Alec de Kerry, de la saga Nightrunner. Alec es tímido y vergonzoso hasta el ridículo y podemos rastrear el motivo de este rasgo en la infancia nómade que tuvo con su padre, Amasa, un hombre que hablaba muy poco.
No es necesario que sepamos al detalle toda la infancia del personaje; conocer las cosas que lo hicieron ser la persona que es hoy basta y es reto suficiente. En narrativa, esto se conoce como antecedentes.

A las personas las conocemos por:

-Su apariencia exterior
Que es un breve vistazo a lo que tal vez hallaremos en el interior (¡o no!). Su imagen, su forma de vestir, su forma de caminar, la manera de cruzar las piernas, cómo lleva las uñas. Cuando estaba en la facultad le dije a una compañera "vos tenés un gato". La chica tenía los antebrazos cubiertos por pequeños rasguños. Lo mismo, a un compañero: "vos tenés un perro blanco". Era perra, pero el abrigo negro de mi compañero estaba lleno de pelos blancos. Revelando también que era desprolijo (eso no se lo dije), porque una persona prolija habría mostrado interés por su abrigo dejándolo lejos del alcance del perro. Las manos de una persona también dicen mucho de su trabajo. Yo tengo un callo en la muñeca derecha por culpa de los años que llevo agarrando el mouse para abrir el Word. La ropa también nos dará información de la situación económica o clase social del personaje.

-Sus acciones y sus no-acciones
Creo que incluso podemos conocer más a las personas por lo que no hacen que por lo que hacen. Tengo un amigo que a veces no saluda a la gente que conoce por la calle. Y no es que sea antipático o grosero: es demasiado tímido e inseguro y espera que lo saluden primero. (Si estás leyendo esto, te quiero, chiqui). En realidad, es un chico súper cariñoso y tierno que muestra su afecto con pequeñas acciones más que con palabras rimbombantes.

-Lo que dice y lo que no dice
Las cosas que se dicen y la forma en que se dicen también es muy reveladora. No recuerdo las palabras exactas, así que no puedo reproducir la conversación, pero recuerdo que en el secundario, en el mismo día, dos profesoras hablaron acerca de un tema X. La profesora de matemática habló de "factores" y usó otros conceptos matemáticos, mientras que la otra (no recuerdo su asignatura), abordó el asunto con términos de su propia materia. Sorprendida, se lo dije a mi compañera de mesa, que me miró con una sonrisa y se encogió de hombros.
Hace un tiempo vi esta interesante imagen en Facebook:




-Pensamiento y características espirituales
 Lo más complejo. Acá voy a abrir un paréntesis para destacar que, obviamente, todos estos aspectos están conectados entre sí. Y que a veces son contradictorios. Y a veces MUY contradictorios.
Para moldear un ser humano convincente, hagámonos estas preguntas acerca de él. De ellas pueden surgir los argumentos de muchas historias:

*¿Qué concepto tiene de sí mismo? ¿Cómo se percibe? En narrativa, esto se conoce como identidad primaria.
*¿Qué lo motiva a levantarse por las mañanas?
*¿Cuáles son sus deseos a corto plazo? ¿Y a largo plazo?
Todas las personas tenemos deseos. Y a veces es lo que motiva que se escriban historias. Nada, de La música de los vampiros, quiere conocer a su banda favorita. Louis, de Entrevista con el vampiro, quiere simplemente contar su historia. Estos son ejemplos sencillos donde el deseo es consciente para el personaje y, por lo mismo, evidente para el lector. No siempre es así.
*¿Qué disfruta?
*¿Qué no disfruta? 
->¿Hay algo que no disfruta que los demás sí disfrutan? Un personaje asexual, por ejemplo.
->¿Hay algo que no puede disfrutar que los demás sí disfrutan? Un personaje con alguna limitación física.
*¿Qué le preocupa o le causa temor?
*¿Qué no le preocupa?
->¿Qué no le preocupa que a los demás sí?
->¿Qué le quita el sueño?
*¿Qué le haría mentir? 
*¿Tiene un secreto? ¿Por qué es secreto?
*Ordenar estas prioridades según él: amor, dinero, éxito profesional, familia, comodidad, libertad, moral.
No me refiero a una moral religiosa, sino a más bien lo que todos consideraríamos como bueno o malo sin necesidad de polemizar demasiado.
Pueden sugerirme qué esferas agregarían. Yo considero que estas son las más básicas y las más sensibles de entrar en contradicciones interesantes dignas de ser explotadas. Por ejemplo, una persona que quiere viajar por todo el mundo (libertad), pero tiene su padre anciano a cargo (familia/amor/moral) y tampoco tiene dinero. O que sí lo tiene. ¿Qué priorizará?
Si analizamos a Walter White en la primera temporada de Breaking Bad, encontramos una interesante puja entre: amor/familia, dinero, moral y... éxito profesional. Este está presente de una forma velada, en la envidia y el resentimiento que siente por su cuñado y su excompañero de la facultad.
Y ni hablar de las historias de temática gay que puede surgir combinando: amor, familia, comodidad y libertad. Y moral, si quieren. La mayoría de las novelas gays de descubrimiento están construidas de esta forma. Y un día Nico se fue, El chico de las estrellas, Un beso de Dick, Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, No se lo digas a nadie, Dos chicos besándose, etc.
*¿Se identifica con alguna ideología política o movimiento social?
Es decir, ¿es vegano, feminista, anarquista, neonazi? No es necesario que se ponga la bandera con la esvástica, con que sienta rechazo por los homosexuales, los afrodescendientes, los judíos... el asunto estará claro. Acá puede surgir la contradicción: ¿qué pasaría si este hombre tiene una hija lesbiana?
Mi novio tiene un amigo que es hijo de médicos, una familia muy acomodada. El chico vive en un centro cultural y estudia creo que Filosofía o Sociología. Una contradicción interna interesante, ¿no?

Para cerrar al personaje, tenemos que transmitir la sensación de que pueda cambiar. De que tiene el potencial o la intención de hacerlo. Si el protagonista se nos queda estático o estancado, es muy probable que el lector se aburra. El cambio puede no ser absoluto o ser poco perceptible, pero tiene que estar ahí como una posibilidad. El ejemplo más reciente que puedo darles es el de Willis Davidge, de Enemigo mío. Por supuesto, hay novelas cuyo argumento no gira alrededor de la psicología de los personajes, pero en toda novela hay dos tipos de conflictos: los externos y los internos. Y toda historia memorable exige que parte del conflicto sea interno. Las historias de temática gay son un ejemplo claro. Eso es lo que hace tan especial a Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo. O a la saga Nightrunner, si hablamos de fantasía.

Y bien. Hasta acá llegó este breve apunte. Espero que les sea de utilidad. Si se me ocurren más cosas, las iré agregando. También pueden comentarme qué cosas tienen en cuenta a la hora de crear personajes ;)

3 comentarios:

Ely Grados dijo...

Hola Sofía, muy interesante esta publicación, voy a hacer mis anotaciones y te digo que algunas no las había tomado en cuenta.
Muchas gracias por compartir este tipo de entregas, cariños y nos estamos leyendo.

Sofía Olguín dijo...

Muchas gracias, Ely! Me alegra que te sirvan ^_^
Un besote!!!

PsicodelicKarma dijo...

Ciertamente es más complejo de lo que se cree, pero muy muy interesante.
Gracias! Me abriste un panorama nuevo y tengo muchas ganas de probar muchos de esos consejos. Abrazo