martes, 13 de octubre de 2015

Yo reseño: La canción de Aquiles, de Madeline Miller

Título español: La canción de Aquiles
Autora: Madeline Miller
Editorial : Suma de Letras
Páginas: 500



El joven príncipe Patroclo mata por accidente a un muchacho. Repudiado por su padre, es exiliado al reino de Ftía, donde lo acoge el rey Peleo, un hombre bendecido por los dioses, inteligente, apuesto, valiente y reconocido por su piedad. Tanto que se le concedió el más alto honor, la posibilidad de engendrar un hijo con una diosa: Aquiles.

Aquiles es fuerte, noble, luminoso. Patroclo no puede evitar admirar hasta el último de sus gestos; su belleza y perfección hacen que sea incapaz de contemplarlo sin una punzada de dolor. Por eso no se explica que Aquiles lo escoja como hermano de armas, un puesto de la más alta estima que lo unirá a él por lazos de sangre y lealtad, pero también de amor. Así emprenden juntos el camino de la vida, compartiendo cada instante, cada experiencia, cada aprendizaje y preparándose para el cumplimiento de una profecía: el destino de Aquiles como mejor guerrero de su generación.
Especializada en cultura clásica, Madeline Miller acomete una relectura del mito de Troya, demostrando su plena actualidad y vigencia. Todos los elementos que tan familiares nos resultan y que forman una parte tan esencial de nuestra cultura tienen cabida en ella: la belleza de Helena, la fuerza de Áyax, la astucia de Ulises, la nobleza de Héctor, el sacrificio de Ifigenia, la obstinación de Agamenón... Y, sin embargo, toman una nueva dimensión, moderna y actual, con un estilo tan firme y fluido, desarrollando una trama tan inteligente y bien perfilada que resulta imposible abandonar su lectura ya desde la primera página.



Vi esta novela en la mesa de novedades de una librería del centro y al leer la sinopsis, sospeché que debía tener algún contenido homoerótico. Cuando lo abrí y lo empecé a hojear, no me quedó ninguna duda y lo compré sin pensarlo dos veces :)

La novela está narrada por Patroclo, quien fue, según los autores clásicos, el "amante oficial" de Aquiles, así como su compañero de armas. Supongo que escribir una novela histórica debe ser bastante complejo y considero erróneo juzgarla por su veracidad porque, al fin y al cabo, es una ficción. 

Cuando Patroclo es exiliado en Ftía, nunca pensó que el príncipe Aquiles, hijo del rey Peleo y la nereida Tetis, lo elegiría entre todos los muchachos acogidos para que fuera su compañero de armas y, más tarde, su amante. Sin embargo, el amor que sienten el uno por el otro no es aprobado por Tetis, quien detesta a Patroclo por considerar que no está a la altura de su hijo. Por las noches, Aquiles se escabuye de su cama para encontrarse con ella y nadie sabe qué ocurre en esos encuentros. A Patroclo le causan una tremenda inquietud. La diosa Tetis es descripta casi como un monstruo, de largo cabello negro, ojos negros, piel pálida y dientes afilados. Su voz resuena como el mar contra las rocas y, cuando aparece, Patroclo siente que el aire a su alrededor se congela.

Una profecía vaticina que Aquiles será el mayor guerrero entre los hombres, sin embargo, para desgracia de Tetis, su hijo es mortal. A Aquiles se le da a elegir entre la gloria y una muerte temprana o una vida larga y perecer en el olvido. A pesar de que Patroclo describe un muchacho sencillo, para nada pedante y que juega a hacer malabares con higos como lo haría un bufón... Aquiles acepta la oportunidad que los dioses le ofrecen para alcanzar esa gloria: la guerra de Troya. Incluso su maestro Quirón, el centauro, le envía de regalo una lanza, como si jamás hubiera puesto en duda su destino. 

A decir: en la novela, Aquiles y Patroclo son caracterizados como cien por ciento homosexuales y las únicas veces en las que tienen lugar encuentros sexuales con mujeres, son bastante desgraciados y su amor (el de ellas) no es correspondido. La novela, oportunamente, borró de la vida de Aquiles a Troilo, un chico al que asesinó porque se negó a acostarse con él. 

Dioses, reyes, príncipes y héroes confabulan entre ellos mientras Grecia y Troya luchan por causa de Helena, legítima esposa de Menelao y raptada por el príncipe Paris. Diez años permanecen Aquiles y Patroclo a la espera del cumplimiento de la profecía. 

Cuando la dichosa profecía se cumple, la estatua de Aquiles es erigida. Tetis acude todos los días a visitarla y el lector (yo, en este caso) no puede dejar de preguntarse si está feliz, triste, confundida, arrepentida... Más que la historia de un héroe mitológico, la novela me pareció un buen ejemplo de aquellos padres que quieren manipular la vida de sus hijos como si fuera la suya propia, sin pensar en sus deseos y su felicidad. ¿Deseaba Aquiles ese destino? ¿Estamos ante la historia de un héroe o, simplemente, ante la de un hijo que desea complacer a su madre?

La canción de Aquiles es una novela muy, muy linda. Si bien no tan hermosa como El muchacho persa, de Mary Renault, otra novela histórica homoerótica, si tienen la oportunidad, no dejen de leerla, que no se van a arrepentir.


Patroclo y Aquiles en Wikipedia (del artículo principal Homosexualidad en la Antigua Grecia)



La primera aparición registrada de una unión emocional profunda entre hombres antiguos en la antigua cultura griega fue en la Ilíada (800 a. C.). Aunque Homero no describe explícitamente la relación entre Aquiles y Patroclo como sexual, al inicio de la antigüedad clásica (480 a. C.) los dos héroes fueron interpretados como iconos pederásticos. Al sentirse los antiguos griegos incómodos con cualquier percepción de Aquiles y Patroclo como adultos en igualdad de condiciones, trataron de establecer una clara diferencia de edad entre ambos. Había desacuerdo en cuanto a quién ejercía de erastés y quién de erómeno, ya que la tradición homérica sugería que Patroclo era mayor pero Aquiles el dominante. Otras opiniones de la antigüedad consideran que Aquiles y Patroclo eran simplemente muy buenos amigos.

Esquilo, en su tragedia Mirmidones, dibujaba un Aquiles protector, puesto que había vengado la muerte de su amante aun cuando los dioses le hubieran advertido de que le costaría la propia vida. Fedro, por su parte, afirma que Homero enfatizó la belleza de Aquiles, lo que lo definiría a él, y no a Patroclo, como erómeno.

jueves, 8 de octubre de 2015

Yo reseño: Volkhavaar, de Tanith Lee



Editorial: Martínez Roca
Año de publicación: 1985
Temas: Literatura : Fantástica

En un mundo que recuerda en forma vaga al de Las mil y una noches, Shaina, una esclava, se enamora de un joven que integra una compañía de actores ambulantes llegados a la aldea en que ella vive. Pero este joven, como sus compañeros, carece de sombra, detalle que es la punta del iceberg de una historia de tenebrosa hechicería.








Volkhavaar fue el título que inauguró la colección Fantasy, dirigida por Alejo Cuervo, de la desaparecida Martínez Roca. De esta autora, también se publicó El señor de la noche, novela que no me canso de recomendar para quien guste de la fantasía y del romance gay. Y es que si Volkhavaar recuerda vagamente a Las mil y una noches, como dice la sinopsis, El señor de la noche puede bien tratarse de un Las mil y unas noches moderno, sin duda alguna.

Primero que nada, yo considero que estamos ante un libro de menor calidad que El señor de la noche. Y es que El señor..., a mi parecer, es una de las mejores obras de fantasía moderna y se corre el peligro de que después de leerla todo nos parezca soso. Y no es que todo sea soso, sino que El señor de la noche es demasiado bueno.

Como dice la sinopsis, la protagonista de la novela es Shaina, una doncella que fue secuestrada y arrancada del seno de su familia para ser vendida como esclava. Shaina casi no tiene recuerdos de su vida anterior, solo recuerda su nombre. Sin embargo, sus carácter dista mucho del de una esclava: tiene el porte de una princesa y sueña con ser libre, con dejar de ser la esclava del viejo Ash y tener que pasarse los días cuidado de las cabras y remendando ropa vieja.

Una mañana, Shaina se encuentra con Barbayaat, la bruja de Peñasco Frío, quien predice que antes que termine el día acudirá en su ayuda. Como no podría ser de otra forma, sus palabras se cumplen: a la aldea llega una maravillosa compañía de actores que embrujan, literalmente, a los presentes, y Shaina cae perdidamente enamorada de Dasyel, un atractivo y joven actor. No obstante, cuando Shaina despierta del letargo mágico en que cayó sumergida toda la aldea e intenta seguir a los actores del gran Kernik, observa horrorizada que ninguno de ellos posee sombra, lo cual, obviamente, solo puede significar que se trata de demonios o que algo malo ocurre con su alma.

A partir de ese momento, comienza una cruda batalla entre el bien y mal o, mejor dicho, entre el amor y el odio. Kernik es en realidad Volk Volkhavaar, un mago malvado, cruel y sanguinario (hoy diríamos un psicópata) que utiliza la magia de su dios de piedra, Takerna, para satisfacer su sadismo y para vengarse de aquellos que lo hicieron sufrir en el pasado, como el Duque Moyko. En su sed de diversión y sangre, Kernik fue recolectando juguetes humanos para cumplir su cometido: la bella Yevdora, Roshi y Dasyel.

La bruja vampira Barbayaat es un personaje un tanto ambiguo porque, aunque digamos que el amor a primera vista que sintió Shaina por Dasyel es el disparador de los hechos, el verdadero punto de partida fue su aparición ante Shaina y su profecía. Gracias a ella, Shaina se interna en un sinfín de sufrimientos que la llevan, de nuevo, a suplicar ayuda a la bruja. Ella engaña a Shaina, se aprovecha de su pasión, y logra subyugarla a sus deseos. Barbayaat es quizá el personaje más inteligente y egoísta de la historia: sus deseos encajan de una forma misteriosa con los de Shaina y, aunque a simple vista parezca que le está brindando ayuda, en el fondo solo desea beneficiarse ella misma.

Finalmente, como no podía ser de otra forma, quien verdaderamente triunfa en la historia es Barbayaat: ha conseguido, al mismo tiempo, una fuente de vida y una discípula. 

Volkhavaar me gustó, no puedo negarlo, aunque me sabió a poco si recuerdo El señor de la noche.