jueves, 27 de diciembre de 2018

Leé un cuento: Broken




A todo el que me pregunta cómo conseguí el empleo, le cuento que fue Christian quien me eligió. Nos observó bailar a todos los aspirantes; no sé desde dónde, pero lo hizo. Cuando terminó el casting apareció en el salón solo vestido con unos pantalones de deporte y nos estrechó la mano uno por uno. Casi me muero. Me temblaban los dedos y él se dio cuenta. Sonrió divertido y aprecié que no retocaban sus labios en las fotos: eran redondeados, bien perfilados, y el labio inferior era levemente más grueso. Sus pestañas largas, negras, parpadeaban con coquetería a medida que iba pasando de mano en mano; todos estábamos fascinados, boquiabiertos con su repentina e inesperada presencia.
Ninguno se animó a pedirle un autógrafo. No me lavaré la mano nunca más, pensé al salir de la productora. Tuve que hacerlo, claro.
Tres días más tarde, me llamaron a la pequeña habitación que alquilaba y me dieron la noticia de que ya era uno de los bailarines principales de Christian Slava.
A los medios les gusta el escándalo, de eso se alimentan. Decían que Chris tenía aires de diva, que maltrataba a sus bailarines, que no quería subirse al elevador con los demás huéspedes de los hoteles. Es mentira. Chris era amable, humilde y siempre lo rodeaba cierto halo de inocencia que me hacía preguntarme cómo había llegado a ser quien era.
Luego de un año, la respuesta ya estaba clara para mí: su madre. Manipuladora, siempre oculta detrás de una sonrisa falsa, de una máscara de maquillaje caro. Chris la amaba, pero al mismo tiempo le tenía miedo. A veces, cuando terminaba un show, me preguntaba si Chris cantaba (fingía cantar, dado el caso) y bailaba para complacer a su madre.
La primera vez que pasé la noche con él, comencé a percatarme de la complejidad del ser humano. Chris era carismático y desenvuelto, y cuando me acercaba a él arriba del escenario me tomaba de la cintura con las dos manos para levantarme en el aire. No dejaba de mirarme en ningún momento.
Creo que malinterpreté sus gestos, pero ¿acaso importa? Ya me había enamorado de él.
Aquella noche, toqué su puerta y cuando me abrió me miró como si no supiera qué estaba haciendo allí. Tonto de mí, pensaba que me estaría esperando.
—¿Necesitas algo, Dave?
Me mordí el labio. Estaba poniendo en juego mi carrera, mi trabajo, el dinero que les enviaba a mis padres para pagar la hipoteca de su vieja casa…
—A ti.
Se rascó la nuca, le echó una mirada al pasillo y me hizo pasar.
Tan, tan tímido. Chris se comportó casi como un niño. Yo esperaba una fiera sexual y, en cambio, me tocó llevar las riendas. Se comportó como si en verdad no entendiera lo que estábamos haciendo. Ni siquiera tenía condones.
Cuando acabé comprendí que, diablos, en verdad estaba enamorado. Porque el encuentro sexual había sido patético, ¡pero yo estaba tan feliz!
Chris sí podía cantar en vivo. Pero es complicado hacer windmill y luego afinar así como si nada, como si tuvieras dos pares de pulmones.
—Cántame —le pedí una noche, después de hacer el amor. Creo que estábamos en Tokio. O tal vez en Shangai, no me acuerdo.  
Se sentó en la cama con las piernas cruzadas… y pensaba que me cantaría alguna de sus canciones, pero me cantó una nana para dormir. Tomábamos agua mineral (él nunca bebía durante las giras) y la enorme cama estaba llena de envoltorios de galletas de la fortuna. Sí, creo que era Tokio. U Osaka.
—¿Te gustaría tener hijos algún día? —le pregunté.
Me miró como si le hubiera preguntado la masa de Júpiter y supe que había hablado de más. Luego bajó la cabeza, abrió otra galleta y se la llevó a la boca.
—¿Crees que si salgo del armario… podré… qué sé yo… casarme y tener una familia?
Quería mi opinión. O tal vez solo quería que le dijera que sí. Así que eso hice. Sonrió y miró hacia arriba y supe que estaba imaginando algo, y deseé con todas mis fuerzas saber si yo estaba en esos sueños o si solo era un bailarín con el que se acostaba para sacarse las ganas durante las giras. Un tipo que podría reemplazar con cualquier otro que estuviera dispuesto a hacer siempre de activo.
Sabía que tomaba medicamentos, pero a todos les decía que eran vitaminas. Yo, en el fondo, quería creer eso. Jamás le pregunté nada.
Pero quiero dejar claro que nunca lo vi consumir drogas. ¡Ni siquiera bebía alcohol! Una copa de vino en ocasiones que se tragaba en sorbitos cortos, como si fuera un menor de edad al que una noche le dan permiso para beber.
No sé cuándo comprendí que Chris estaba roto por dentro. Quizá cuando me di cuenta de que tenía pesadillas por las noches o cuando irrumpía en su suite para hacer el amor y lo encontraba tan ido que me conformaba con abrazarlo y cuidarlo de sus malos sueños.
—Escucha, escribí algo —me dijo una noche en Europa (Londres, tal vez)—. Se llama Broken.
Me senté frente a él en la cama y me leyó:

Ya no me avergüenzo de lo que he soñado.
Gracias a ti, hoy puedo cantar en colores.
Veo el abismo y ya no me devuelve la mirada.
El abismo me ha enseñado a volar

Porque he descubierto
que puedo ser feliz,
que mi caja de Pandora
siempre estuvo abierta.

Ya no me avergüenzo de lo que siento
porque sé que vendrás conmigo
cuando el mundo se derrumbe.
El abismo tiene tus ojos
y tus ojos me han enseñado a amar.

—Aún no está terminada —susurró dejando el papel en la mesita de luz. Estaba completamente sonrojado porque sabía que había comprendido. Esa canción hablaba de mí.
Hicimos el amor suave, sin prisas y cuando acabamos quise asegurarle que sí, que estaría con él cuando el mundo se derrumbara.
Ahora creo que su mundo ya estaba derrumbado y que todas aquellas noches dormimos entre los escombros.
Lo encontré muerto. Etiquetaron su muerte como accidente, pero yo sé que fue un suicidio. Porque él, como ya he dicho, no bebía alcohol. Me preguntaron qué hacía en su habitación a esas horas (tuvieron que traducirme, porque no sé español) y dije la verdad: que éramos amantes hacía años. ¿Cuánto tiempo? Desde antes de que la prensa comenzara a maltratarlo hablando mal de él, de su estado físico, de que ya no bailaba como antes, de que nunca cantaba en vivo. Desde antes que se supiera que, en cuanto su madre advirtió que aquel niño tenía talento, lo puso a fabricar billetes.
Día y noche me pregunto por qué nunca habló conmigo de lo que sentía.
Los medios son crueles y no les importa hacer daño. Solo quieren dinero y más dinero. Tuve que mudarme para que dejaran de acosarme. No me dejaron en paz por años. Nadie se olvida de Christian Slava. Y yo menos. A veces pienso que hay personas que valen más dinero muertas que vivas. Y que su madre lo sospechaba y que ahora debe estar segura. Las discográficas inventan discos póstumos, proyectan su figura en hologramas, lanzan nuevos videos musicales.
Hasta han escrito un maldito libro protagonizado por él y yo, donde en vez de ser Christian y David somos Krishter y Darius. Donde en vez de ser un cantante y un bailarín, somos un príncipe y su esclavo y vivimos en mundo de fantasía con duendes, hadas y unicornios en el que dos hombres pueden casarse. Me dijeron que iniciara acciones legales por difamación, pero no lo haré.
Es una historia bonita. Soy un prisionero de guerra y Chris, perdón, Krishter, me espía una noche mientras bailo junto a los demás esclavos. Me toma como esclavo personal y todas las noches me pide que baile para él. Hay escenas eróticas bastante explícitas, todas equivocadas, tristemente. Chris siempre prefirió ser pasivo y Krishter es un hombre tierno, pero dominante.
Creo que a Chris le hubiera gustado la dichosa novelita.
Y ahora, mientras la leo por quinta vez y me imagino que vivo en mundo de fantasía con duendes, hadas y unicornios en el que dos hombres pueden casarse, tengo más y más ganas de seguirlo al abismo.
Porque mi mundo está derrumbado y nadie ha conseguido levantarlo de nuevo.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Yo reseño: Crónica de la noche, de Colm Tóibín

ISBN: 9788495908155
Nº de páginas: 328 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Emecé


Sinopsis:
Argentina. Richard Garay se ve obligado a reprimir su sexualidad ante la sociedad y ante su madre, una inglesa que odia esa tierra. Mientras tanto, Richard atraviesa como en un sueño la dolorosa historia de un país que apenas puede recuperarse de sus reiteradas heridas causadas por la guerra contra la Gran Bretaña, los juicios contra los militares, la corrupción, hasta que el amor y la tragedia se instalan definitivamente en su vida. 

 
Encontré este libro de pura casualidad en una librería de saldos de Corrientes. Soy una asidua visitante de las librería de saldos del centro de CABA: muchos de los  libros que hay en ellas son libros que no se publicaron acá. Hay bastante cosa que no vale la pena (al menos para mí, claro) porque son ficción comercial que no se vendió bien en España (las sobras, digamos; hay montones de novelitas de vampiros que llegaron tarde a la fiesta). Pero a veces se encuentran joyitas como esta y como otras más que tengo en mi biblioteca de literatura LGBTI (¡que cada vez se agranda más!). 

Si bien es un libro ambientado en Argentina, es una traducción del inglés: el autor es irlandés. Muy curioso eso de traducir una novela al español rioplatense, creo yo. Afortunadamente, es una buena traducción y más que alguna cosita (pito para referirse al pene; palabra que me parece ridículamente infantil), el traductor es invisible. 

Nuestro narrador protagonista es Richard Garay, un joven argentino de madre inglesa. Esa señora, de quien nunca sabemos el nombre, llegó de joven al país y nunca pudo ni quiso sentirse argentina. Secretaria, contrajo matrimonio con su jefe y de mayores tuvieron un solo hijo, Richard, a quien ella siempre se dirige en inglés hasta el punto de que el chico es bilingüe. 

El padre de Richard muere cuando él tiene doce años y cuando esto sucede, ambos se quedan sin un centavo. La familia paterna no es de mucha ayuda, ya que desprecian los aires de realeza inglesa de la mujer. Lo mismo ocurre, sorpresivamente, con la familia materna. Matilda, tía de Richard y hermana de su madre, los aloja en su humilde casa de campo, pero abandonan el lugar cuando intentan hacerla trabajar de sirvienta en la casa de un terrateniente. Sin un centavo, la pequeña familia vuelve a Buenos Aires.

Richard sabe desde pequeño que es homosexual y ya de adolescente suele buscar sexo por las calles. Se enamora de Jorge, uno de sus alumnos particulares de inglés e hijo de un millonario con aspiraciones políticas, con quien viaja a Barcelona de vacaciones. A pesar de lo que dice la sinopsis, Richard sí le cuenta a su madre que es gay y ella, si bien el asunto no le termina de agradar, lo acepta con resignación.

La narración es muy, muy íntima. Richard no tiene ningún reparo en contar que es un mal estudiante de inglés a pesar de ser bilingüe, que sus jefes quieren deshacerse de él, que se siente aliviado cuando su madre muere. Y lo rodea cierto halo de mediocridad, esa mediocridad del hombre común que no hace nada interesante ni valioso con su vida; ese hombre que no advierte lo que está sucediendo en el país, cuya vida transcurre de forma monótona, y que celebra la Guerra de Malvinas en la Plaza de Mayo (una guerra distractora maquinada por una junta militar asesina). Además, un detalle: Richard fue criado por dos ancianos y eso se refleja en su personalidad tan poco vivaz, en la escasa emoción de su día a día.

La mediocridad no se termina cuando deja el trabajo que odia y comienza a tener dinero gracias a las influencias de Susan y Richard Ford, dos norteamericanos que buscan financiar la campaña política de algún candidato que quiera tener buenas relaciones con el imperio; perdón, con Estados Unidos. Richard sigue viviendo en el viejo depertamento sucio y despintado de siempre, su vida sigue siendo gris. Gana dinero mediante negocios turbios y es un activo colaborador en el hundimiento del país que tuvo lugar en los '90 gracias a las privatizaciones de... Méndez. No lo nombremos porque da mala suerte. Gracias.

La mediocridad de la vida de Richard termina, por fin, cuando comienza el primer romance de su vida... y tal vez, sospecha, el último. Pablo es joven, bello y, lo mejor de todo, le corresponde. Pero es el hermano de Jorge y está en el armario. 

¿El final? Puede parecer un final abierto, pero para mí no lo es. Podría ser más cerrado es cierto, pero sería como llover sobre mojado, en ambos sentidos.

Bien. Disfruté mucho la novela y por momentos sentí estar frente al personaje de Albert Camus, de El extranjero. Y es que Richard parece vivir fuera del mundo hasta que aparece Pablo; solo cuando llega Pablo la narración toma un poco de emoción, de sensibilidad. Parece que estuviéramos frente a otro Richard.

Recomiendo mucho esta novela. No estará entre mis favoritas, pero fue una lectura muy interesante.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Yo reseño: La sangre que mató tu sonrisa, de Carlos Sanrune

Autor: Carlos Sanrune
ISBN: 978-84-943115-8-1
Formato: 23 x 15 cm
Nº de páginas: 262
Peso: 375 gr
Encuadernación: Rústica
Fecha de lanzamiento: Diciembre 2015
Precio: 15 Euros

Sinopsis:

Con el trasfondo de la segunda República y de la guerra civil española, en un Madrid convertido en el escenario principal de la tragedia que vive el país, se desarrolla la historia de Ángel y Manuel, dos muchachos pertenecientes a clases sociales opuestas a los que el destino ha unido desde niños mediante una relación de intensa amistad, que evolucionará con los años hasta convertirse en otra que deben mantener oculta a los ojos de los demás. Zoilo, por su parte, es otro muchacho llegado a la capital huyendo de la represión y del hambre imperante en el campo extremeño, miembro de una familia de jornaleros represaliada por una Guardia Civil al exclusivo servicio de los terratenientes, que no olvida sus raíces e intenta luchar, en aquellos años convulsos donde los oprimidos llegaron a creer que podrían ser dueños de su destino, por un mundo más justo. La vida de Zoilo se cruzará con las de Ángel y Manuel, al tiempo que se fragua la peor de las tragedias, provocada por aquellos que no quieren perder sus privilegios, lo que conllevará que cada uno de los muchachos adopte posiciones diferentes ante el conflicto, reflejo de las que enfrentan a los españoles durante aquellos años.

En un Madrid cruelmente bombardeado noche tras noche, donde el hambre, la destrucción, el miedo y el frío del invierno es lo único tangible, nacerá, como esas plantas que son capaces de crecer entre las piedras, una poderosa historia de amor entre dos de los muchachos, los cuales intentarán sobrevivir en medio de la barbarie y de la incomprensión social, que rechaza –desde todas las ideologías– la relación que a ellos une.

Crónica de un amor apasionado, es también la de los años más aciagos de la reciente historia española, los cuales no concluirán con el fin de la guerra, sino que se prolongarán para los perdedores durante mucho tiempo, aunque no conseguiría matar los sentimientos.






Si hubiera tenido el tiempo, habría terminado esta novela en un solo día. Tuve que repartir su lectura a lo largo de toda una semana; sufría cuando tenía que dejar de leer y me alegraba cuando podía retomarlo. 
En las primeras páginas conocemos a Paca, una mujer trabajadora humilde que pasa sus días lavando y planchando ropa ajena en las casas de las señoras pudientes de Madrid. Paca debe hacerse cargo de su familia cuando su marido enferma, y cuando doña Concepción Ormazábal le ofrece dinero a cambio de que amamante a Ángel, su hijo recién nacido, Paca acepta la oferta con la condición de que dejará la labor si su leche no alcanza también para Manuel, su propio hijo recién nacido. 

Así, ambos niños, hermanos de leche, crecen juntos a pesar de las marcadas diferencias sociales que los separan y van creando poco a poco un lazo que va más allá de la amistad. Ya en la adolescencia,  descubren que están enamorados, un amor que viven en secreto en un sótano polvoriento cada vez que se les presenta la oportunidad.

Pero las diferencias sociales siguen allí, más evidentes que nunca, ya que Manuel a sus once años debe trabajar en un colmado para ayudar a su madre, mientras que Ángel tiene la posibilidad de seguir estudiando. Y cuando comienzan a vislumbrarse las primeras señales de la guerra que se avecina, Ángel toma partido por su clase mientras que Manuel, como su madre, permanece en esa neutralidad desinteresada de quienes creen que las cosas jamás podrán cambiar para ellos, para los pobres. Esto se ve claramente en las decisiones que planean tomar respecto de su vida amorosa: Ángel sabe que tendrá que contraer matrimonio; Manuel no tiene ninguna obligación con nadie más que sí mismo. Tímido y de carácter dócil, sabe que no se traicionará a sí ni a ninguna mujer en busca de una felicidad que no alcanzará o de una apariencia que no necesitará mantener.

Implacablemente, estas diferencias le pasan factura a su relación. 

Y entoces aparece Zoilo, un muchacho extremeño nacido en Badajoz, hijo de un jornalero combativo que murió fusilado por la Guardia Civil. Zoilo llega Madrid para escapar de su pueblo; del hambre, de la violencia, de la explotación. Zoilo es comunista; tiene un espíritu revolucionario, rebelde, y tardamos poco en darnos cuenta de que es ese tipo de personas que llevan sus ideales hasta las últimas consecuencias. Sí, quedé fascinada con Zoilo, con su personalidad achispada, con su inquebrantanbilidad. 

Pasar las páginas de La sangre que mató tu sonrisa, de Carlos Sanrune, es como estar allí, en la buhardilla donde vive Manuel junto a su madre y su hermana, oyendo los bombardeos; sentimos la tristeza y la desesperación de Isabel, la novia de Zoilo, al darse cuenta de que no está perdiendo a su amado porque jamás fue suyo; observamos a las multitudes corriendo hacia los refugios, percibimos el hedor de sus cadáveres en las calles. Es como sumergirse en una película de la que nos entristece sospechar el inexorable final.

Lo que más me gustó de la novela, aparte de todo lo que ya mencioné, fue el narrador. Es un narrador que no permanece neutro, como Manuel, toma postura por la izquierda y en ocasiones lo hace desde un sarcasmo a veces sutil, a veces no tanto.

Mientras Madrid sangraba, la jerarquía de la iglesia católica calificaba aquella guerra injusta de “Cruzada”, de guerra santa, y el papa Pio XI, en Roma, bendecía a los aviones fascistas de Mussolini antes de que volaran hasta España para bombardear a aquellos hombres y mujeres que no querían doblegarse ante la bota militar de los poderosos.

Entre toda aquella sangre, el amor de Zoilo y Manuel será como un oasis que por un momento les hará olvidar lo que ocurre a su alrededor. Solo entre las sábanas de una cama alquilada podrán ser ellos mismos. Porque Zoilo ha reflexionado acerca del tema: los homosexuales no son bienvenidos ni por la derecha (obviamente y hasta el día de hoy), ni por la izquierda. Ese odio compartido lo llena de pesar.

¿Era posible que tanto las ideologías reaccionarias, como el fascismo o la de la iglesia católica, compartiesen aquella aversión al diferente con otras que buscaban la liberación de los hombres, como el comunismo o el anarquismo? ¿Era posible que el rechazo fuese tan universal para aquel género de amor, aquel que él sentía por Manuel y que era, estaba seguro, el más puro que alguien podía sentir? Se preguntaba aquello entristecido y confuso, incapaz de encontrar respuesta. Entonces recordaba lo que decía Manuel al respecto, aquello de que llegaría un momento en que el ser humano, cuando evolucionase, aceptaría la diferencia de los otros, incluso en aquel terreno.

Ojalá Zoilo hubiera vivido en estos tiempos, me decía mientras leía esos párrafos. Lo imaginaba en la contramarcha de la Marcha del Orgullo de Buenos Aires (no conozco la de Madrid), llevando alguna bandera del Partido Obrero. O tal vez en su casa, porque quizá pensaría que la Marcha se volvió muy kirchnerista. Entonces recordaba que estaba leyendo una novela, sonreía, me secaba las lágrimas y seguía leyendo. 


Muchas gracias a la editorial Amistades Particulares por el ejemplar

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Yo reseño: Sock it to Me, Santa!, de Madison Parker

Título: Sock it to Me, Santa!
Autora: Madison Parker
Formato: digital
ISBN: 9781301456376
Idioma: inglés

Sinopsis:

Ryan is assigned to Jamie Peterson for his class's secret gift exchange. If word gets out that he has to make a handcrafted gift for flamboyant and openly gay Jamie, Ryan will be the laughing stock of the school. 

It's a good thing no self-respecting boy would be caught dead in a craft store, because otherwise he'd be at risk of being spotted when his mom drags him to her weekly craft workshops. He hopes Jamie will appreciate all the trouble he's going to for this assignment. 

Finding the perfect gift is gonna be tricky. Jamie deserves something good, though, after all the crap he has to put up with at school. At least, Ryan tells himself that's the reason he's putting so much thought into the gift. It couldn't be that he has feelings for Jamie, could it?

Comprar en Amazon (está baratísima, un dólar!) 
Comprar en Smashwords





Acabo de terminar de leer esta novela corta y quedé encantadísima. La conocí gracias a Melissa, quien administra conmigo y un par de chicos más la fanpage de Literatura juvenil LGBTI. ¡Gracias, Mel, por la recomendación!

A pesar de que está en inglés, es corta, sencilla, fácil de entender y se lee rápido. ¡Así que vamos con la reseña!

Como dice la sinopsis, en el curso de Ryan están jugando al Secret Santa (algo así como el amigo invisible), un juego en el que cada chico tiene que hacerle un regalo artesanal (hecho a mano) a un compañero asignado por sorteo. A Ryan le toca Jamie, un chico que físicamente él define como un emo twink (en la jerga gay de USA, un twink emo sería un chico delgado, a veces bajito, de aspecto delicado y que lleva el pelo lacio y el flequillo al costado, tipo emo).

Ryan sabe que es gay (él mismo) y que Jamie también lo es. Pero, mientras que Ryan está en el armario y ni siquiera su madre lo sabe, Jamie es abiertamente gay y no le importa lo que los demás piensan de él. Siempre pasa el tiempo con sus dos amigas y es miembro del club de tejido. Lamentablemente, su actitud le vale ser el blanco de los bullies del colegio y que los chicos consideren que hablar con él es sinónimo de muerte social.

Y en esa encrucijada se encuentra Ryan cuando tiene que hacer los regalos para Jamie.





El mejor amigo (o mejor compañero) de Ryan es Mike, quien lamentablemente no es de mucha ayuda en el asunto. Se burla de Jamie diciendo que tiene fairy fingers (dedos de hada; dedos gays) cuando se preguntan cómo pudo tejer una bufanda en un día y mantiene todo el tiempo una postura homofóbica. 

Lentamente, Ryan se va interesando en Jamie... con la complicación de que no quiere ser visto hablando o caminando con él, porque no desea ser blanco del mismo bullying. 

Ryan vive solo con su madre y su hermanita menor, ya que su padre falleció. Ambas son personajes muy agradables y es Charlotte, la madre, quien ayuda a Ryan con los regalos, ya que trabaja en una tienda de artesanías. 

Como les dije, la novela se lee muy fácil y rápido. Está narrada en primera persona desde el punto de vista de Ryan y, a pesar de que es corta, los personajes me parecieron muy bien perfilados. Un detalle que me gustó de Jamie es que se muestra tímido y cortado en la escuela (seguramente para no llamar la atención), cuando en realidad es un chico alegre y para nada tímido.

Bueno, ¡les recomiendo mucho esta pequeña novela! Es corta y a pesar de que no tiene una trama súper original, es una historia hermosa. Creo que tranquilamente podría leerse en las escuelas. Se me cayeron un par de lagrimitas de felicidad con el final (estoy sensible, sí). Espero que le den una oportunidad, estoy segura de que les va a gustar ; )

jueves, 1 de noviembre de 2018

Yo reseño: Tim, una historia de vida escolar, de Howard O. Sturgis

Tim, una historia de vida escolar
Autor: Howard O. Sturgis
ISBN: 978-84-945199-4-9
Formato: 23 x 15 cm
Nº de páginas: 142
Encuadernación: Rústica con sobrecubierta
Fecha de lanzamiento: Septiembre 2016
Precio: 14,5 Euros


Esta novela emocionará hasta a los lectores más duros. Publicada en 1891, narra la historia de Tim, un muchachito sensible y delicado, que se enamora perdidamente de otro chico un poco mayor que él, rubio, bello y popular, compendio de muchas de las características de la masculinidad. La trama se sitúa, en parte, en el internado del antiguo y prestigioso colegio de Eton (donde aún hoy en día siguen estudiando los futuros miembros de la élite británica), a donde Tim, dejándose llevar por sus sentimientos, sigue al amigo con el deseo de estar junto a él. Allí se encontrará con la incomprensión y el rechazo de la mayoría de los alumnos, que no aceptan su diferencia y, también, con una absurda estratificación social entre el alumnado, que le impide cumplir el objetivo que lo ha llevado hasta aquel colegio. Su relación continuará fuera del internado, donde Tim tendrá que enfrentarse a las reacciones que sus sentimientos provocan en los otros, pues no los aceptan o directamente no los entienden.

Publicada inicialmente de manera anónima (tal vez porque comienza con la famosa frase del lamento de David por Jonatán, Tu amor para mí fue maravilloso, más que el amor de las mujeres), en su momento cosechó un gran éxito, tanto de crítica como comercial. E.M. Forster, el famoso autor de “Maurice” o “Pasaje a la India”, diría de ella que es una hermosa y melancólica historia. Algún estudioso actual ha dicho que «este es un ejemplo del tipo de literatura que no se publicaría hoy en día, pues en la historia se alude a sentimientos para los cuales la lengua inglesa parece no ser ya adecuada». Nadie, posiblemente, escribiría en estos tiempos una novela así, lo cual la hace más atractiva, más necesaria, porque, en verdad, esta tierna y desgraciada historia de amor es intemporal, como lo son los sentimientos de Tim.

Nunca hasta ahora –cuando lo hace Amistades Particulares, 125 años después de su exitosa publicación–, fue traducida al español.




Si bien actualmente estoy dedicándome a la literatura young adult (escribiendo, leyendo y colaborando con editoriales), con las satisfacciones y las decepciones que implica un género tan comercial, en cuanto leí la sinopsis de Tim, supe que quería conocerlo. Me llamó la atención que haya sido escrita en el siglo XIX y que fuera una historia protagonizada por adolescentes. 

Tim vive en Stoke Ashton, una zona campestre ubicada al oeste de Inglaterra. Vive solo con su niñera, la señora Quitchett, ya que su padre está hace años en la India por cuestiones de negocios y su madre, aparentemente, murió cuando Tim era recién nacido. 
 
La historia comienza en la infancia de su protagonista y con un pequeño accidente. Sin querer, en medio de una cacería de perdices, el joven Carol Darley le dispara con su arma y, a pesar de que solo lo roza, Tim cae desmayado de puro terror. El disparo bien podría haber sido obra de algún Cupido distraído, porque a partir de ese día, Tim sentirá por Carol un amor y una admiración incondicionales. Para Tim, Carol es un ángel, la personificación de la absoluta perfección, y desde ese día vivirá solo por y para él. 

Tim es pequeño, sensible, delicado; muy poquita cosa, según palabras de su niñera. Y si bien nunca lo dice, su padre, el señor William Ebbesley, también piensa lo mismo cuando regresa de la India y se enfrenta con su hijo, que demasiado lejos está del muchacho perfecto con el que había fantaseado.

A partir del regreso del señor Ebbesley, un muro infranqueable se construye entre padre e hijo. El primero no puede ni se esfuerza en demostrarle amor; y el segundo está demasiado asustado por esa repentina presencia como para sentir algo más o menos cercano al afecto y solo podrá sentir un respeto que más bien se acerca al miedo.

William Ebbesley se opone, entonces, a la amistad de los muchachos. ¿Es porque siente celos del amor de su hijo? ¿O le parece humillante que Tim ame lo que nunca podrá ser ni poseer?

Así, se forma una especie de triángulo amoroso entre Tim, su padre y Carol; un triángulo del que nadie resultará vencedor, ya que ningún amor es, en última instancia, correspondido con el mismo sentimiento.

Los días en Eton, el famoso colegio británico, no serán fáciles al principio para Tim. Es cuatro años más pequeño que Carol y al principio sufrirá por causa de la lejanía de su amado, ya que los alumnos novatos solo pueden aspirar a ser "sirvientes" para los mayores. En este sentido, se agradece mucho el prólogo escrito por el editor, en el que nos cuenta estos detalles acerca de Eton y reseña brevemente la vida y la obra del autor. Afortunadamente, fuera de la rígida jerarquía de la escuela, Tim y Carol pueden reencontrarse y retomar su amistad. Pero si bien nada cambia para Tim (sigue amando a su amigo con la misma intensidad), Carol ya tiene casi veinte años y se ha enamorado de Violet, una hermosa chica que llega una tarde a su casa, acompañada de su madre.
«Tu amor para mí fue maravilloso, más que el amor de las mujeres»
El sentimiento que Carol le inspira a Tim es un amor puro e inocente, carente de todo erotismo o deseo sexual. Lo más enternecedor es que su amor tampoco es egoísta y no duda un instante en sacrificar sus sentimientos para intentar hacer feliz a Carol. Violet, por su parte, es un personaje frío, pedante y celoso, y no concibe que su novio quiera pasar el tiempo con Tim, a quien considera un "pequeñajo desagradable". Tim me recordó mucho a Har, el protagonista de Manor, de Karl Heinrich Ulrichs: su amor y devoción, su delicadeza, su candidez y, finalmente, su desenlace. Pero mientras Har lucha por el amor que siente por Manor (que es correspondido), Tim se encuentra desde el principio absolutamente resignado.

«Carol escuchó, con asombro y no carente de remordimientos, la descripción de los sentimientos que de manera inconsciente él había provocado en su amigo. Mientras escuchaba, se olvidó de sí mismo, de Violet, de su amor por ella, de todo, contemplando la devoción que emanaba de aquel corazón tan pequeño, pero tan elevado, tan puro y tan desinteresado, que había sido suyo, todo suyo, sin que él lo supiese y sin que siquiera llegase a imaginarlo.»


Recomiendo mucho esta hermosa novela y advierto de antemano que no me hago cargo de los corazones rotos que pueda dejar.

Muchas gracias a la editorial Amistades Particulares por el ejemplar.

jueves, 25 de octubre de 2018

Yo reseño: Mentira, de Care Santos

Autora: Care Santos
Editorial: Edebé
Colección: Periscopio
Páginas: 249
ISBN: 9788468315775

Sinopsis

Xenia lucha por sacar mejores notas, impulsada por la ilusión de entrar en Medicina, pero últimamente su rendimiento está bajando. Y es que Xenia se ha enamorado, aunque no de un chico de su entorno, sino de un fantasma, de una voz sumergida de Internet con la que comparte su pasión por la lectura. Como Xenia es decidida y su amor virtual se niega a una cita, se propone sorprenderlo, de modo que inicia sus averiguaciones con los pocos datos que dispone. Y todo resulta ser falso, una mentira, ni la foto ni el nombre son reales. ¿Quién es en realidad su alma gemela? Arrepentida por el abandono de sus estudios confiesa todo a sus padres, segura de haber sido víctima de algún desaprensivo. Pero pronto un paquete inesperado va a revelarle la identidad del muchacho con la que compartió sus más íntimas emociones. Proviene de la cárcel de menores y contiene la historia de un asesino.


Bueno, esta no es una novela de temática LGBTI, como la mayoría de las obras que suelo reseñar. La leí porque fue la novela que ganó el último premio Edebé de novela juvenil y quería ver qué tal, el perfil de las obras que se llevan el premio, digamos. 

Lo malo de este libro, de su paratexto, en realidad, es que la sinopsis prácticamente es una reseña perfecta. Creo que dice demasiado, deja todo servido y nada a la imaginación.

Voy a empezar diciendo que la novela me dejó bastante indiferente por dos cosas: en primer lugar, me pareció que desaprovecha bastantes aspectos que habría sido interesante desarrollar; y segundo, todo ocurre demasiado rápido y el final parece escrito a las apuradas. Sin embargo, cuando leí las bases del concurso Edebé me di cuenta de lo que pasaba: las obras enviadas tienen que tener 200 páginas como máximo. Bastante poco. Creo que ese es el motivo de todos los puntos flacos de la novela, la limitación que tuvo la autora a la hora de escribir. Es un libro muy cortito, lo leí en un par de horas.

Empecemos.

Xenia es una chica de dieciséis años que vive con sus padres, controladores en extremo. Pero controladores en serio, eh. No le dejan tener la computadora en su habitación, no le dejan tener Internet en el celular, no le dejan usar la computadora luego de la cena. Su madre controla todas sus actividades en Internet con la excusa de cuidarla de sus peligros. Además, Xenia se esfuerza muchísimo en la escuela porque quiere ser doctora, porque a sus padres les encantaría tener una médica en la familia. Este es el primer aspecto que no se desarrolla lo suficiente. Xenia es un personaje pasivo frente al control de sus padres y no evoluciona a lo largo de la historia. 

Como dice la sinopsis, Xenia comienza una relación por Internet con un chico de su edad: encuentra en un foro de lectura un comentario acerca de El guardián entre el centeno, se interesa por su autor, y le escribe. Así comienza su relación con Marcelo, que en realidad no es Marcelo, sino Éric. El joven no le cuenta que está en una cárcel de menores y sus correos siempre son muy cortos. Se niega a que se vean en persona y le pasa la foto de otro chico. Xenia, que se enamora de él, le insiste para que se encuentren, pero "Marcelo" evade sus pedidos. El enamoramiento también transcurre demasiado rápido. En menos de diez intercambios de emails, los personajes ya están enamorados. 

Uno de los temas principales de la novela, como dije más arriba, es el control. El control parental que padece Xenia en su casa, el control policial con el que debe lidiar Éric en el reformatorio..., el control emocional que llevó a Éric a la cárcel.

Éric vivía en un barrio marginal y fue abandonado por su madre cuando tenía cinco años. Su padre no se encargaba de él y Ben, su primo, un traficante de drogas, lo denunció a servicios sociales y se hizo cargo de él. Por eso, Éric venera a su primo de todas las formas posibles. Continuamente afirma que, de no haber sido por él, habría terminado muerto.

La novela tiene una estructura bastante desbalanceada. Comienza narrada en primera persona por Xenia y continúa siendo narrada por Éric en una extensísima carta en la que le cuenta a Xenia toda su vida y cómo es que terminó en la cárcel. La mayor parte de la historia transcurre en el pasado y cuando se vuelve al presente, los hechos se amontonan y dan un final que, si bien cierra la historia perfectamente, lo hacen de modo abrupto.

SPOILER. Éric está en la cárcel por un crimen que en realidad cometió su primo, Ben. Este ya era era mayor de edad, sería juzgado como adulto y enviado a una prisión común. Ben le pidió a Éric que se autoincriminara, ya que de esa forma sería juzgado como menor y enviado a la cárcel de menores. A eso me refería con el control emocional. SPOILER.

Somos los excrementos del sistema. ( ... ) Al día siguiente de habernos puesto en paz con la sociedad, ella se desentiende de nosotros por completo. Se supone que estamos aquí para hacernos mejores personas, para entender que lo que hicimos está mal y que no debe repetirse, para arrepentirnos. Sin embargo, una vez nos hemos reformado, nadie sabe qué hacer con nosotros. Se abre la puerta y eres una persona como todas. Pero en realidad no lo eres. Quizá no lo serás jamás.


Creo que este es uno de los pasajes más fuertes de la historia. Sin embargo, esta interrogación no se responde para Éric. ¿Logrará ir a la universidad, tal como desea? ¿Cómo será su relación con Xenia?

En fin. Sentí que a la novela le falta bastante historia por contar y que habría sido excelente que hubiese sido escrita en otras circunstancias. 

sábado, 6 de octubre de 2018

Yo reseño: Last Night I Sang to the Monster, de Benjamin Alire Sáenz


Last Night I Sang to the Monster
Hardcover, 239 pages
Published: September 1st 2009 by Cinco Puntos Press
ISBN: 978-193-369-358-3

Zach is eighteen. He is bright and articulate. He's also an alcoholic and in rehab instead of high school, but he doesn't remember how he got there. He's not sure he wants to remember. Something bad must have happened. Something really, really bad. Remembering sucks and being alive - well, what's up with that?

I have it in my head that when we're born, God writes things down on our hearts. See, on some people's hearts he writes Happy and on some people's hearts he writes Sad and on some people's hearts he writes Crazy on some people's hearts he writes Genius and on some people's hearts he writes Angry and on some people's hearts he writes Winner and on some people's hearts he writes Loser. It's all like a game to him. Him.God. And it's all pretty much random. He takes out his pen and starts writing on our blank hearts. When it came to my turn, he wrote Sad. I don't like God very much. Apparently he doesn't like me very much either



Después de leer Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, me quedé con muchísimas ganas de leer más de este autor. Me sorprendí al darme cuenta de que Ari y Dante es una novela muy suave, digamos, en comparación con otras novelas suyas. Leyendo una entrevista, él lo afirmó. Por lo general, sus novelas son bastante duras, y con Ari y Dante quiso escribir algo más tierno, más dulce. ¡Pero vamos con esta novela!

Antes de que me pregunten: no, lamentablemente no está en español.

Zachariah tiene dieciocho años y se encuentra en un centro de rehabilitación por causa de su alcoholismo. No sabemos cómo llegó allí; él sí lo sabe, pero prefiere no recordarlo. Nunca le cuenta su historia a Adam, su terapeuta personal; y tampoco lo hace en las terapias de grupo. 

Zach viene de una familia disfuncional. Su padre es alcohólico y su madre es depresiva y agorafóbica. Sin embargo, y a pesar del dolor que siente por ello, trata de convencerse de que la situación no es tan mala como podría haber sido: su padre no es violento, trabaja y se ocupa de la familia. "Simplemente" bebe y bebe todos los días, luego de llegar del trabajo.

Quien sí es violento es Santiago, el hermano mayor de Zach. Santiago es adicto y en más de una ocasión lo golpea. Cuando algo así le ocurre (cuando algo chocante le ocurre; como cuando su madre quiere tocarlo de formas no-maternales; o cuando un chico lo invita a salir y quiere besarlo, Zach agarra alguna botella de whisky de su padre y sale a beber. A veces bebe con sus amigos, que también andan en drogas, y en ocasiones consume cocaína. 

I know people think that druggies are really nothing but a bunch of losers. But the truth is that the smartest kids, they’re the ones doing the drugs. We’re thinkers and we don’t like rules and we have imagination. All right, so we’re also all fucked up. But hey, you think sober people aren’t all fucked up?

La novela está completamente narrada así, en primera persona, con ese estilo desenfadado e informal.

En el centro de rehabilitación, Zach comparte habitación con Sharkey y Rafael. Sharkey es un joven de veintisiete años que viene de una familia muy adinerada y que está intentando luchar contra su adicción a varias drogas. Rafael es un hombre de más de cincuenta años que también es alcohólico.

Zach establece con Rafael una relación muy estrecha, una relación casi de padre-hijo. Para Zach, la presencia y la ayuda de Rafael serán determinantes: Rafael sí ha aceptado que es alcohólico y está dispuesto y decidido a luchar contra sus monstruos. 

This is my thinking. I’m not really an alcoholic. I just overdid it one night and got some kind of alcohol poisoning. Okay, maybe I overdid it for a period of several days. Maybe weeks. But I’m okay now. That’s my thinking on the subject. 

La historia de Rafael es tristísima. Lloré a mares cuando por fin tuvo fuerzas para contar su historia en la terapia de grupo. Rafael atravesó experiencias que ningún niño ni ningún ser humano debería sufrir jamás. Al igual que Zach. Esta, para mí, fue una de las escenas más fuertes... ya que incluso Adam, el psicólogo del grupo, siempre tan estoico, no puede evitar llorar. 

Adam fue mi personaje favorito, sin duda, aunque obviamente no llegamos a saber mucho de él, solo que tiene dos hijos. Es un hombre entregado a su trabajo, muy humano, afectuoso y cálido. Hace todo lo posible para sacar adelante a Adam sin presionarlo, con delicadeza y cuidado. ¡Me encantaría saber más de este personaje!

No le recomiendo esta novela a cualquier persona. Como dije, es una novela muy dura, triste, aunque su final es muy bello y esperanzador. La mayor parte de la acción transcurre en la cabeza de Zach, en sus monólogos internos, en sus recuerdos, en sus sueños. Así que si leer largos monólogos internos les aburre, esta novela no es para ustedes. A mí, por mi parte, me encantan estas novelas profundas que se meten en la mente de los personajes. Por eso estoy enamoradísima de la pluma de este autor. Al igual que en Ari y Dante, no deja de sorprenderme que una prosa tan sencilla pueda ser tan poética. 

This is the way I see it: if you get to know yourself really well, you might discover that deep down inside you’re just a dirty, disgusting, and selfish piece of shit. What if my heart is all rotted out and corrupted? What about that? What am I supposed to do with that information?

Les confieso que compré el libro pensando que me encontraría con una novela de temática gay y seguramente se lo estarán preguntando dado que este es un blog de literatura LGBTI. Bueno, no. Zach realmente no muestra ningún interés por ninguno de los sexos y, como dije, cuando un chico, llamado Sam, quiere avanzarlo, se enoja y se emborracha. Estuve un rato pensando en por qué se emborracha. Entiendo que tal vez enojarse podría ser una reacción homofóbica, pero ¿y emborracharse?
Más adelante, Sam aparece de nuevo (siempre en los recuerdos) y Zach no se muestra tan reacio con él. En conclusión, sentí que Zach también está descubriendo su propia sexualidad (no necesariamente homosexual) y que sus traumas pasados no lo han dejado explorar ese aspecto de sí mismo. 

Pues bien. Last I Night I Sang to the Monster es una novela preciosa, dura e íntima. Por lo que ya dije, no se la recomiendo a todo el mundo (menos si están pasando por un mal momento). Yo le seguiré la pista a BAS y aguardaré ansiosa sus siguientes novelas :)


Benjamin Alire Sáenz leyendo las primera páginas del libro:


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Yo reseño: A de amor, de David Levithan

Título original: The Lover's Dictionary
Autor: David Levithan
Editorial: Grijalbo
Nº páginas: 224
Encuadernación: Tapas duras con sobrecubierta
ISBN: 9788425347290

A de amor es la historia de una relación amorosa narrada desde una perspectiva fresca y original... es una ventana abierta a la intimidad de dos personas que se aman... es el retrato inolvidable de una pareja de nuestros días y una forma de decir te quiero... A de amor es un verdadero regalo para los sentidos, que hay que leer despacio y que llegará al corazón de todos los lectores.





El título original de esta novela es The Lover's Dictionary. A modo de entradas en orden alfábetico, el narrador, del que solo sabemos que es un hombre, va relatando sus vivencias, sus sensaciones, sus miedos, sus dudas... Todo lo que ha experimentado en su actual relación de pareja

Abismo, Barrera, Frágil, Hado, Idílico, Obstinado, Libidinoso, Vanidad.

No hay un orden cronológico, sin embargo, ¡es una relación amorosa! La primera cita, la segunda, la tercera. Ese momento en que dejan de contabilizar su relación en citas y comienzan a hacerlo en meses. El descubrimiento del otro: sus gustos, sus no-gustos. Las escapadas de fin semana. Las dudas, los celos. La convivencia. La infidelidad. La desilusión.

Lo más interesante de esta novela es que está narrada de forma en que nunca sabemos el género del amado, es decir, si la pareja del protagonista es un hombre o una mujer. Eso es lo que la hace tan especial e interesante. Solo sabemos que su nombre comienza con K. ¿Kate? ¿Kyle?

Basta

Esto va dedicado a tu compañera de trabajo, Marilynn.
Por favor, Marilynn, deja de hablar del embarazo de tu hermana.
Y, por favor, deja de llegar tarde.
Y, por favor, deja de llevarte a mi amor de copas.


¿Lo ven? En donde el narrador podría haber dicho novio o novia, dice amor.

 Respecto de esto, me pasó algo rarísimo que jamás me había ocurrido:

Cuando comencé a leer, lo hice pensando en que el amado era una mujer porque

—Estoy encinta.
Y te echaste a reír.
Me reí aunque no me hizo gracia. 


“I’m pregnant.” And then you cracked up.
I laughed even though I didn’t feel like laughing. 


Sin embargo, pregnant en inglés no tiene género y puede usarse, a modo de broma como en este caso, para referirse a un hombre. Tenemos que tener en cuenta que es un libro traducido. Desconozco el proceso editorial de la traducción en estas grandes editoriales, pero sospecho que ese "encinta" es un error. También hay otra palabra, "juntas", que hace pensar que el amado es una mujer. Aquí tenemos la contrastación de dichos fragmentos en español y en inglés:

[Tu amiga] Dijo que esperaba que yo tuviera más éxito a la hora de compartir cama contigo del que tuvo ella cuando os fuisteis de viaje juntas, después del primer año de universidad, ya que tú ocupabas todo el espacio...

She said she hoped I was more successful in sharing a bed with you than she had been on your junior year road trip, when you would take up all the space...

Como ven, hay un problema con la traducción, ya que en el idioma original es evidente que el narrador no piensa contarnos si su pareja es hombre o mujer porque su objetivo es simplemente hablar del amor.

Y como les decía, en mi cabeza me imaginaba las situaciones y veía un hombre y una mujer. Sin embargo, luego comenzaron los pequeños indicios de que la pareja está conformada, en realidad, por dos hombres. Una es que los personajes se conocieron en una app de levante; sí, como dije, pequeños indicios. Nada que lo confirme, un hombre y una mujer, así como dos mujeres, también pueden conocerse en una app. ¿Ven? Nunca estamos seguros, aunque:

Me gustaría borrar el día que te dije «cielo» delante de tu hermana y reaccionaste como si le hubiera enseñado fotos de los dos haciendo el amor.

Me bombardean por todas partes: la mayoría no sabe mi nombre y nadie sabe cómo clasificarme en relación a ti. Algo más que novio, menos que cónyuge.
A partir de esos pequeños y etéreos indicios ¡la mujer de mi imaginación se transformó en un hombre!

Y es que, claro, el amor es amor independientemente del género de los amantes. Estoy segura de que Levithan planeó esto muy a consciencia y me encantaría preguntarle.

El personaje se desnuda ante nosotros y nos cuenta incluso esos secretos que no se atreve a compartir con su pareja: esas cositas que no le soporta, esos miedos que prefiere callarse, el saber que son tan diferentes y la sorpresa de saber que dos personas tan distintas pueden amarse.

Advierto que la novela está conformada por pequeños momentos y que la historia de amor se construye a partir de ellos. Vamos recibiendo la información de a fragmentos. En varias reseñas leí que los lectores (jóvenes por lo general) no empatizaron con los personajes porque no llegaron a conocerlos a fondo. Bueno, yo sí empaticé mucho con el narrador. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el protagonista de la historia no son los amantes: es su relación. Esto puede sonar confuso, pero es así. Y hay que tenerlo en cuenta antes de valorar la novela a la ligera y decir que "no es buena" cuando solamente es diferente.

¿Se animarán a leerla?

lunes, 3 de septiembre de 2018

Yo reseño: Deja escapar a los lobos, de Carol Rifka Brunt

Título: Deja escapar a los lobos
Autora:  Carol Rifka Brunt
Edición: 1ª Edición: Octubre 2014
ISBN: 9788415893301
Editorial: Maeva

Sinopsis:

Solo existe una persona con la que June, una chica tímida e introvertidade catorce años, se ha sentido verdaderamente unida: su tío Finn, un pintor excepcional. Distanciada de Greta, su hermana mayor, y de sus padres, demasiado volcados en sus respectivos trabajos, solo se siente ella misma en compañía de su tío. 

Finn es su confidente, su padrino, su mejor amigo. Cuando fallece tras una larga enfermedad, de la que su madre le cuenta muy poco, su mundo se derrumba. Pocos días después recibe un extraño paquete con la tetera favorita de Finn, acompañada de una nota firmada por Toby, un supuesto amigo de su tío a quien su familia rehúye. 

Toby le pide, siguiendo el último deseo de Finn, que se reúnan en secreto. Este encuentro supondrá el inicio de una amistad inesperada pero auténtica, en la que June encontrará el apoyo que necesita y aprenderá a hacerse mayor.

***

Esta novela se ha transformado en mi segunda novela juvenil favorita (la primera es Dos chicos besándose, de David Levithan). Curiosamente, por reseñas que leí, creo que es una novela que los adultos valoran y disfrutan más que los adolescentes porque es una novela realista y de una profundidad que exige cierta madurez.

Voy a empezar esta reseña diciendo que es una novela preciosa y triste. Es una de esas historias cuyo final está escrito desde el principio y resulta inexorablemente inevitable. 

El tío de June, Finn, muere por causa del VIH/SIDA (no está explícito en la sinopsis, pero en la novela el lector se entera en el primer párrafo, así que no estoy spoileando). Finn era un pintor muy famoso y talentoso, y antes de morir decidió pintar a sus dos sobrinas, June y Greta. Para esto, las chicas se trasladan junto a su madre, Danielle, desde las afueras de Nueva York (los árboles de la portada representan el lugar donde viven) hasta el centro de la ciudad (los edificios). Cuando lo termina, Finn llama al cuadro Deja escapar a los lobos.

La novela está ambientada en el año 1987. El virus del VIH fue descubierto en el 1983. En el momento en que transcurre la novela, todavía no había comenzado a circular la zidovudina (AZT), que fue el primer antirretroviral. Y a eso hay que sumarle que las formas de transmisión no estaban claras para muchos y alguna gente pensaba que el virus podía transmitirse por un apretón de manos.

June tiene con su tío Finn una relación muy estrecha, ya que él es su padrino. La lleva a museos, escuchan música juntos y le hace obsequios. Cuando Finn muere, June queda devastada. 
Por otro lado, June tiene con Greta, su hermana dos años mayor, una relación un tanto conflictiva. Para June, su hermana simplemente se ha vuelto mala. Para el lector, conforme transcurre la historia, resulta claro que Greta, al ser dos años mayor, tiene un pie en la edad adulta. Y que esto la aterra. 
Por último, los padres de las chicas son contadores y en los meses en que transcurre la novela casi no están en casa: se van temprano y llegan tarde porque tienen que hacer las declaraciones de renta de varios restaurantes. 

June sabe que su tío es gay. Lo que no sabía era que tuviera un amigo especial, tal como dicen sus padres. Ese amigo especial es Toby. June se ríe de lo de amigo especial y se refiere a Toby como lo que es: el novio de su tío Finn. Y el hombre que, supuestamente, le "contagió" (transmitió es la palabra correcta) el virus. 

Toby es inglés y tiene, por los datos que se dan en el libro, entre treinta y treinta y cinco años. Finn debería tener entre cuarenta y cuarenta y cinco. Llevaban juntos diez años y June no sabía nada al respecto. 

Se pregunta por qué...

Y se enoja. Muchísimo. No entiende por qué su tío se lo ocultó y no quiere ni imaginarse que otra persona pudiera conocer, e incluso amar, a Finn tanto como ella. O que Finn amara a otra persona más que ella. A pesar de todo, June accede a encontrarse en secreto con este misterioso hombre que no conoce pero que odia con toda el alma (porque supuestamente es el culpable de la muerte de Finn).

Creo que un claro "síntoma" de la pérdida de la inocencia es el ver a nuestros padres tal como son. Con todos sus defectos. Cuando dejan de ser héroes, cuando dejan de ser perfectos. Y esto es lo que ocurre cuando June conoce a Toby y comprende por qué nunca lo había conocido antes. Por qué siempre la puerta del dormitorio de Finn (y Toby) estaba cerrada. 

Los momentos más hermosos de la novela son esos pequeños instantes en los que June descubre a su tío en Toby. Su aroma, sus gestos, sus pequeños trucos de prestidigitación. Y es que Finn muere apenas comienza la novela y, sin embargo, no deja estar presente en ningún momento. Lo sentimos con nosotros a lo largo de toda la historia.

Pero la tristeza permaneció conmigo. No solo estaba triste por no haber formado parte del mundo de Toby y Finn, sino también porque habían cosas de mi tío que no resultaban ser suyas en absoluto ( ... ). ¿Y si todo lo que admiraba de mi tío provenía en realidad de Toby? Igual había sido Toby el que brillaba a través de Finn todo el tiempo.

Como toda novela realista, no posee héroes ni villanos: todos sus personajes son héroes y villanos a la vez. La madre que no comprende ni intenta comprender a su hija; la madre que le pone un precio en amor al amor; la hermana cuyas acciones contradicen todo el tiempo sus palabras; la niña que hace cosas hirientes sin pensar. Pero la mayor villana de la historia (aunque la palabra le quede grande) es la madre de June. Percibimos su intolerancia desde la primera páginas. 

Comentaba hace un rato que la novela trata de los amores condenados socialmente: el de un hombre por otro hombre (Finn y Toby; homosexualidad); el de una sobrina por su tío (June y Finn; incesto); el de una adolescente por un adulto (June y Toby; pederastia). Pero ojo, no se alarmen. Salvo el de Finn y Toby, que eran pareja, me estoy refiriendo a amores platónicos, amores no carnales. 

Toby tenía razón. Finn fue mi primer amor. Pero él, Toby, fue el segundo. Y aquello poseía una tristeza que se extendía como un gélido riachuelo a lo largo de toda mi vida.

Bueno, ¡de más está decir que les recomiendo mucho esta novela! Espero que se emocionen y la disfruten tanto como yo. Es una historia que llega al corazón. A Argentina la trajó Océano y está publicada en el sello Maeva. Seguramente la podrán encontrar en las grandes librerías sin problema.