miércoles, 27 de marzo de 2019

Yo reseño: Mi primer amor, de Brane Mocetič, ilustrado por Maja Kastelic

Título: Mi primer amor
Autor: Brane Mocetič, ilustrado por Maja Kastelic
Formato: rústica
Páginas: 48
Editor: Edicions Bellaterra
ISBN 9788472907538

Cuando tenía 6 años, tuve un gran amigo en el parvulario. Estábamos siempre juntos, en el patio, en el comedor, y cuando íbamos de excursión formábamos pareja. 
Pero eso a las maestras no les gustó y nos separaron. Y nos hicieron sentir que nuestras emociones no eran correctas.
Cuando me hice mayor, entendí que no tenían derecho a hacernos eso. 




Compré este libro por Bookdepository, porque fue publicado en España. Tampoco está en inglés y me parece que ni siquiera está en esloveno, el idioma nativo del autor y la ilustradora.

Comencemos por la edición. Es un libro sencillo, pero cuidado en su sencillez. Las cubiertas son de papel ilustración a cuatro tintas con un laminado mate y los interiores también son de papel ilustración a cuatro tintas, pero de un calibre menor. Si bien la tripa está pegada al lomo, los cuadernillos (4 de 12 páginas cada uno) están cosidos entre sí.

Vamos con la historia en sí. 

Es un cuento muy sencillo y corto. Nuestro protagonista, que no tiene nombre, se muda del campo a la ciudad con su madre y, como ella tiene que trabajar, lo manda al jardín de infantes. Allí conoce a un chico llamado Francisco al que le gusta meterse en peleas y que lo defiende cuando los otros niños se meten con él. El protagonista es caracterizado como un niño solitario, algo triste, tímido. Mientras que Fran es más avispado y valiente. 




Y como dice la sinopsis, la amistad entre estos dos niños llama la atención de las maestras. Los separan, los censuran, les hacen sentir que hay algo mal con ellos.



Después de varias lecturas, la semana pasada se lo mostré a una de las profes del seminario de literatura infantil que estoy haciendo. Ella lo leyó en un par de minutos y me preguntó: ¿qué te pareció? Habría dicho "es hermoso, me encantó", pero no pude hacerlo porque 1) estaba frente a una autoridad en el tema y habría sido una respuesta muy banal y 2) habría mentido. Mirándolo fríamente, me pregunto qué público tenía el autor en mente cuando lo escribió; el público que tuvo en mente la editorial. Porque es un cuento que deja la homosexualidad o el cariño entre estos niños como algo negativo. Se da la censura de parte de las autoridades escolares, esa especie de castración, si se quiere, y no hay lugar para la rebeldía ni siquiera en su expresión más inocente. 

Es decir, el conflicto no se resuelve.

De hecho, si prestan atención en la sinopsis, hay un intento de resolver este asunto desde una intervención paratextual; el último párrafo de la  sinopsis dice "cuando me hice mayor, entendí que no tenían derecho a hacernos eso". Bueno, esto no existe en la historia: el cuento termina antes de que el protagonista se haga mayor. La palabra derecho es una palabra muy fuerte, cosa que me hace pensar que este libro sería más útil para los adultos.

Por otro lado, no hay mucha sinergia, digamos, entre imágenes y texto. Dicen lo mismo, no se aportan nada entre sí, el libro podría funcionar solo con las imágenes. Habría que ver si fue decisión editorial.

Dejando eso, destaco que es el primer libro infantil que hallo que retrata una relación de cariño/amor entre dos niños (los únicos que conozco son los publicados por mí en Bajo el arcoíris). El 99% de la literatura infantil LGBTI trata de familias homoparentales o de la identidad en un sentido más personal que en relación con esa persona especial. Creo que lo valioso de esta obra reside en eso: que viene a romper con "el catálogo" en que el resto de la literatura infantil LGBTI (sin querer, porque tienen que existir libros de familias homoparentales) pone la homosexualidad como "algo de adultos".

lunes, 18 de marzo de 2019

Yo reseño: Perros de nadie, de Esteban Valentino

Título: Perros de Nadie
Autor: Esteban Valentino
Editorial: Ediciones SM
Páginas: 109
Fecha de Publicación: Junio de 2008

Sinopsis:

Bardo y Nueve son dos adolescentes rivales enfrentados en una trama de violencia. El escenario: La villa, la marginalidad, la soledad.

Ambos se animarán a transitar otros caminos. Pero la vida pone sus reglas y se reserva, implacable el final de cada historia.








El fin de semana voy a un festival de metal muy grande, el Maximus Festival, y todo el tiempo veo las publicaciones de la gente en la timeline del evento. Nunca comento, pero ayer alguien escribió: «si vemos algún negro robando, lo agarramos entre todos».
Le puse: «y si vemos algún blanco robando, ¿qué hacemos?». Coseché tres likes y una respuesta tonta tipo «lo mismo, no discriminamos». «Ah, me pareció, entonces».

Esta novela está protagonizada por dos adolescentes que serían llamados negros por esas personas.

Bardo tiene catorce años y vive en una villa. Para mis visitantes no argentinos; acá se le llama villa (o villa miseria) a un barrio marginal, un barrio donde las casas son de chapa o cartón, las calles de tierra y donde a veces no llegan los servicios más básicos. Lo que en Brasil llaman favelas. Bardo vive con sus tres hermanos y su mamá en una casilla de dos habitaciones. No tiene padre y su madre casi no está ya que se pasa el día entero trabajando. Es Sandra, su hermana un año menor, quien se encarga del hogar y de llevar a sus hermanitos a la escuela.

Nueve no vive dentro de la villa, sino en sus inmediaciones igual de pobres y, como Bardo, también se dedica a robar en compañía de su banda.

Cada muchacho tiene un amigo adulto que, desde sus posibilidades, intenta sacarlo de la vida que lleva y quienes serán, en última instancia, quienes escriban los destinos de ambos.

Nueve tiene a Don Eleazar, un mecánico que arregla autos mediante rituales africanos. Sí, como lo leyeron. Se pinta el cuerpo con grasa de animal, se pone un taparrabos, una vincha de plumas... y baila y canta junto a Nueve para arreglar los autos que llegan a su taller.

Bardo tiene a Hugo, un carpintero que no puede ni arreglar un banquito. Ambos mantienen con los muchachos una relación de padre-hijo, ya que los chicos no tienen padre ni contención de parte de ningún adulto.

«Ellos no tienen nada en sus manos, carpintero. Y mucho menos su destino. Caminan hacia donde los lleva el viento. Y los vientos de estos días los llevan hacia el carajo.»

Sin embargo, cuando la banda de Nueve ataca a la Elizabeth, una travesti amiga de Bardo, la enemistad entre las bandas llega al límite. Resalto que el ataque no es lgtbfóbico; los chicos no atacan a Elizabeth por ser travesti. De hecho, aparentemente no se dan cuenta de que es una travesti y "solo" la atacan para robarle el supuesto dinero que hizo con sus clientes (nada, si vamos al caso).

Estoy haciendo un seminario de literatura infantil y juvenil, y la clase pasada hablamos acerca de los temas que son complicados de abordar en esta literatura. Surgieron el sexo, la política, la muerte. Y esta novela salió a colación del sexo y la identidad sexual, ya que, como dije, unos de los personajes principales es travesti. Se trata de Hugo, el carpintero (y no es un spoiler, ya que nos enteramos ni bien comienza la historia), quien de día intenta arreglar banquitos (sin éxito) y de noche se pone un vestido, sus medias caladas, una peluca... y se para a esperar los autos, aunque nunca se sube a ninguno. Fue muy refrescante ver cómo Bardo acepta totalmente la identidad diversa de Hugo/Elizabeth hasta el punto de tomar su ataque como una afrenta personal.

Otro tema difícil que aparece en la novela y que quiero mencionar es el embarazo adolescente. Cuando vemos a una adolescente embarazada, ¿qué es lo que inevitablemente se nos pasa por la cabeza? Bueno, creo que no se nos ocurriría felicitarla. Pensaríamos desde cosas como pobre, madre tan joven, no va a disfrutar su juventud, hasta... hasta cosas que no voy a escribir porque las considero prejuiciosas, ignorantes y groseras. Ya me entienden.

Pero ¿se nos ocurriría pensar que tal vez la chica decidió quedar embarazada? ¿Podemos imaginarnos lo que los ojos de esa chica que vive en una villa vieron en sus escasos dieciséis años? ¿Podemos entender lo que vivió y lo que vive? ¿Lo que siente? Si no podemos, realmente, ¿cómo es que nos atrevemos a juzgarla?

Y por eso es interesante esta novela, porque nos muestra eso que no conocemos, esa otra perspectiva, ese punto de vista que no entendemos simplemente por pertenecer a otra realidad menos desafortunada: nos muestra a esa adolescente que desea ser madre, a esos chicos que roban para comer y para comprarse unas zapatillas.

Recomiendo mucho esta novela. Creo que abriría muchas mentes, a pesar de ser tan cortita.

martes, 12 de marzo de 2019

Leé un cuento: S-E-B-A-S-T-I-AN

Escribí este cuento después de leer A de amor, de David Levithan, novela que pronto voy a reseñar. Para quienes son nuevos por acá, les cuento. Hace un par de meses terminé de escribir una novela juvenil de temática LGBTI llamada Cover. Este cuentito está narrado por Jonathan, protagonista de Cover, y el "destinatario" de sus palabras es Sebastián, su novio. Por cada letra del nombre "Sebastián" hay una pequeña anécdota o un sentimiento que Jonathan relata en primera persona (tal como en la novela de Levithan). Lo escribí como ejercicio y, la verdad sea dicha, porque extrañaba escribir de los personajes :)  No hay spoilers de la novela. ¡Espero que les guste!

Un dato para entender una cosita: Sebas es celíaco. 

S-E-B-A-S-T-I-A-N


Silencio
La incomodidad de esos momentos silenciosos se fue cuando todavía éramos amigos, pero volvió sin permiso cuando nos pusimos de novios. Entonces me di cuenta de que habíamos cambiado de estado, como el hielo cuando se transforma en agua. Nuestra relación se estaba volviendo agua. Las barreras se estaban derritiendo. Y hasta el silencio era diferente ahora.

Escondidos
Porque todavía no habíamos salido del armario. Nunca te lo dije, pero odiaba que tuviéramos que escondernos en el baño del colegio para besarnos. Me daba asco. El olor a desinfectante industrial, a pis, a caca ajena. Fue la primera vez que nos besamos en el baño cuando me di cuenta de que, al entrar, siempre comenzaba a respirar por la boca. Y al salir, volvía a respirar por la nariz. Ese día te abracé, hundí la cabeza en el hueco de tu cuello y tu hombro (ese rinconcito de tu cuerpo que siempre está tan milagrosamente tibio)… y la nauseabunda mezcla de olores me abofeteó la cara. Me tambaleé y me preguntaste qué me pasaba. Te dije que nada. De repente tenía ganas de llorar.

Barítono
Lo admito, me sorprendí la primera vez que te escuché hablar. Un pibe bajito, flaquito, carilindo… se me acerca y me habla con una voz grave de locutor de radio. Pensaba que hablarías, no sé, con una voz como la de Michael Jackson. Suavecita, aguda, cristalina. No me malinterpretes, me encanta tu voz.

Abstinencia
Habías comido algo con gluten. Nunca supiste qué. Estabas mareado y con náuseas. Se lo dijiste a Ignacio, el profesor de Inglés: profe, tengo náuseas. La clase se rió y alguno dijo que estabas embarazado. Sebas, ¿te olvidaste de tomar la pastilla?, bromeó Daiana.

Soberbia
Tenés talento y lo sabés. Pero a veces me gustaría decirte que no te agrandes tanto. Que allá afuera hay muchísimos cantantes talentosos. Pero, como decís: a veces hay que ser un poquito agrandado. Si no, te pasan por encima. Equilibrio, de eso se trata.

Ternura
Un corazoncito por whatsapp. Una sonrisa, un guiño cómplice. Tu pie acariciándome por debajo de la mesa. Tu cabeza cayendo sobre mi hombro. Tus dedos largos tocándome con la misma delicadeza y la misma brutalidad con las que rozás y atacás las teclas del piano. Tus piernas empujándome más adentro tuyo. Ese último suspiro.

Imbécil
Tu ex.

Afeminado
Siento una especie de fascinación erótica cuando cantás con Madame Sultana disfrazado de castrati. Tu andar felino, los delicados floreos de tus manos, las sonrisas provocativas. Y algo que me sorprende: que ya no me siento celoso cuando el bailarín se te acerca, te mira o te toca. Ya sé que solo es una representación arriba de un escenario. O quizá es por otra cosa, aunque no sepa explicar qué.

Nightwish
Deseo de la noche. Deseo nocturno. Aquellos primeros meses, de la noche solo deseaba que se pasara rápido. Que se hiciera de día para poder verte de nuevo en el colegio. Ahora vivo deseando que el día se transforme en noche.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Yo reseño: Loma Hermosa, de Ioshua

Conocí a Ioshua en un Festival contra la despatologización de las identidades TRANS que se llevó a cabo en 2014, una semana antes de la Marcha del orgullo LGBT. Yo no lo conocía y, de entre todos los libros que vendía, me quedé con Loma Hermosa. Ioshua falleció en 2016 y dejó una obra vastísima. Mucho del material se puede leer en la red.




Título: Loma Hermosa
Autor: Ioshua
Editorial Nulu Bonsai

Fragmento de "Los puto":

-Dale loco. Amor, arriba. Activala. Acordate que tu primo Ariel ya lo largaron. Apuralo a que te devuelva la guita que le prestamos para su jermu. Y decile que no se haga el gil con vos, que sos el primo y le salvamos a la puta esa ( ... ) bueno, amor, te dejo 30 pesos. Me llevo los puchos. Después nos vemos. Sabés que te amo, guachín.


Hace un par de meses salió en el diario Clarín una nota que alaba lo gay friendly que se está volviendo Mar del Plata, una ciudad balnearia de la costa argentina. Esta nota caracteriza a los gays y lesbianas como personas de buen poder adquisitivo, que no tienen hijos, que visten siempre a la moda y escuchan música electrónica.


¿Cómo es eso de que los gays tienen buen poder adquisitivo?

Esto hizo que de repente me acordara de la historia que voy a reseñar hoy, "Los puto" de un autor argentino llamado Ioshua, relato perteneciente a su libro Loma Hermosa.


Loma Hermosa es una localidad que comparten los partidos de General San Martín y Tres de Febrero, en la zona noroeste del Gran Buenos Aires, Argentina; entre el "Camino de Cintura" y la ruta 8. Unida por las localidades de José León Suárez, Billinghurst y Barrio Parque General San Martín (General San Martín), Villa Bosch, Pablo Podestá, El Libertador y Remedios de Escalada (Tres de Febrero).
Fuente: Wikipedia


En este lugar, en Loma Hermosa, viven los protagonistas de "Los puto": el narrador protagonista que nunca nos dice su nombre y Pablo, su pareja.

Como deben saber, en Argentina se aprobó el pasado jueves 15 de julio la ley de matrimonio igualitario, que permite que dos personas homosexuales contraigan matrimonio (en contraste con la llamada "unión civil" que solo era legal en la Capital Federal). A partir de este momento comenzaron a surgir nuevos negocios exclusivamente orientados hacia la comunidad homosexual: wedding planners, servicios de fotografía y video para este tipo de eventos, hoteles, restaurantes, agencias de viajes. Hay sentimientos encontrados con este nuevo mercantilismo, porque muches sostienen que no fomenta la igualdad, sino la exclusión y la división de lo que es heterosexual y lo que es homosexual, separación que no tiene por qué existir. Y, por supuesto, ¿para quiénes pueden estar definidos estos servicios sino para gente que puede pagar por ellos?

Y dudo mucho que Pablo y el narrador-protagonista de "Los puto" tengan dinero para pagar un wedding planner que organice su boda. En realidad, dudo mucho que esta pareja tan particular tenga en mente casarse o viajar en un crucero gay.

La historia transcurre en un único día, y el protagonista, poco a poco, nos va relatando todos los aspectos de su vida: su pasado, su presente y el futuro que se imagina cuando ve a Pablo mirar a Pini, el hijo de cuatro años de María, hermana de Pablo:

Pablo sería el mejor padre del mundo. Si alguna vez, por esas cosas de la vida, él o yo tuviéramos un hijo con alguna minita... sin dudarlo yo quisiera que Pablo críe como todo un hombre a mi hijito y estar siempre para verlos.
Nunca pensé en ver a un hombre y creer que sería un buen padre... pero yo sé, con todo mi pecho, que Pablo sería el mejor padre del mundo para mi hijito.
Ni él ni yo tuvimos la fortuna de un padre decente... (P. 259)


Este detalle de "Los puto" me recordó mucho a la novela de José María Gómez, llamada Los putos (aunque, en mi opinión, el título le va mucho mejor al relato de Ioshua): los personajes de ambas historias tienen en común la falta de la figura paterna.

"Los puto" comienza por la mañana, cuando el protagonista y Pablo despiertan. El protagonista recuerda haber oído en sus sueños sonidos de disparos. Más tarde, una chica del barrio, la Gaby, le da la noticia: Yago, su primer amante de la niñez y la adolescencia, está muerto.

GABY: -Boludo (sic.), anoche la gorra los corrió al Yago y al Pichón. Los giles pusieron caño a una Rhasa y saltó la custodia y los bobos encararon pa'cá. Cualquiera. Los venían siguiendo desde Moreno. Los agarraron allá atrás, por lo de la Romi, en el pasillo que da al pavimento. El Yago se quiso hacer el loco y lo bajaron con 2 (sic.) corchazos... (P. 9)


Lo que Gaby dice es, simplemente, que Yago fue asesinado por la policía luego de que intentara asaltar una estación de servicio de la firma Rhasa. Lamentablemente, este tipo de sucesos son moneda corriente en las zonas de Buenos Aires donde hay más delincuencia. Hace dos semanas un joven fue asesinado en Baradero por un efectivo de la Policía Bonaerense, por intentar escapar de un control de rutina: los tres muchachos estaban en una plaza y uno de ellos, Lucas, no tenía los papeles de su moto en regla. Al ver los policías acercarse, intentó escapar y uno le disparó por la espalda y lo asesinó. Lucas no era un delincuente como sí lo era Yago, pero en manos de un policía encontró la muerte.

Todos los relatos de Loma Hermosa ("Los puto", "El rengo", "Me muero por chuparte la pija") están escritos en español rioplatense y colmados de palabras del lunfardo y de la jerga de las zonas marginales. Pablo no está desnudo, está en bolas; no fuman cigarrillos, fuman puchos; Yago no tiene un par de tiros en la pierna, los tiene en la gamba.

En la nota de Clarín que mencioné antes, leemos:

El dress code los delata [a los gays y lesbianas]: mucho color o blanco pleno, gafas oscuras de última moda, música electrónica europea y bronceado total.
Completamente opuestos al estereotipo que presenta esta nota, vemos al protagonista y a su novio, Pablo:

Nos levantamos. Mientras Pablo se entra a bañar yo hago café y me vuelvo a la cama y me quedo re colgado escuchando la música del rancho de al lado, "...mi chico de los ojos café..." de Gilda a todo volumen, claro. Ja! (sic.) A veces me alegro que a Doña Paz le guste tanto Gilda. (P. 8)


[Pablo] Me da un beso en la boca y lo veo salir con ese lompa Adidas que tanto me calienta cómo le marcan el orto.



Más tarde, el protagonista va a la casa de su cuñado a buscar el dinero de un préstamo y luego se dirige al hospital a visitar a Pini, el sobrino de Pablo, que está internado por culpa de un tumor en la cabeza. La hermana de Pablo, María, tuvo a su hijo a los quince años con un hombre llamado Javier, que no se hizo cargo de su hijo. La historia también nos muestra este lado de la realidad heterosexual en las zonas marginales: los embarazos adolescentes debido a la falta de educación sexual, tanto de parte de la familia como de las instituciones educativas.

La homosexualidad en Loma Hermosa, y más aún la palabra puto, es una blasfemia. Por eso, cuando Yago tenía relaciones sexuales con el protagonista, siempre le decía que debían hacerlo como hombres y no como putos, como si la homosexualidad no fuera compatible con la virilidad, uno de los peores prejuicios que sufren los hombres gays.

Finalmente, cuando el protagonista va al lugar donde están velando a Yago, le dice con la mente que, a pesar de estar muerto, sigue viéndose hermoso, y recuerda todo lo que hacían cuando eran chicos: cigarrillos, marihuana, pegamento, sexo oral, sexo anal, pajas. Le dice que, si bien no lo ama, siente algo raro por él:

No sé... como que te extraño o capaz voy a llorar. Pero quedate piola, sabés que no voy a hacerlo como maricona niaí. ( ... ) te lloraría como un macho posta. Como siempre lo hicimos antes. Y tanto así fue que, fijate loco, nadie nunca se animó a decirnos PUTOS. (P. 43)