viernes, 18 de mayo de 2018

Yo reseño: Llámame por tu nombre, de André Aciman


Título: Llámame por tu nombre
Autor: André Aciman
Editorial: Alfaguara
Páginas: 280
Publicación: 18/06/2008
ISBN: 9788420473895



En una localidad de la costa de Italia, durante la década de los ochenta, la familia de Elio instauró la tradición de recibir en el verano a estudiantes o creadores jóvenes que, a cambio de alojamiento, ayudaran al cabeza de familia, catedrático, en sus compromisos culturales. Oliver es el elegido este verano, un joven escritor norteamericano que pronto excita la imaginación de Elio. Durante las siguientes semanas, los impulsos ocultos de obsesión y miedo, fascinación y deseo intensificarán su pasión.


Leí Llámame por tu nombre en una tarde. Desde la primera frase me atrapó y no me dejó soltarlo. La sinopsis dice bastante de la obra, lo suficiente para querer saber qué pasa entre esos dos. Elio tiene diecisiete años y es un muchacho de clase alta, hijo de un culto profesor universitario. Es amante de la lectura, a tal punto en que puede charlar fluidamente con cualquiera acerca de autores de la literatura clásica, y es un talentoso pianista y guitarrista. Elio pasa todos los veranos en la casa de la playa de su familia, junto a sus padres y los empleados domésticos. Sus padres insisten en que debe salir más al pueblo, hacer amigos, conocer gente nueva. 
Como bien dice la sinopsis, el padre de Elio aloja todos los veranos durante seis semanas a un huésped, un intelectual, un filósofo, un estudiante que está terminando una obra. El elegido de ese verano es Oliver, un atractivo profesor universitario norteamericano de veinticuatro años que pronto se gana el afecto de todos y que rápido se convierte en una obsesión para Elio.

Estaba convencido de que nadie en el mundo lo deseaba tan físicamente como yo; ni había alguien dispuesto a viajar la distancia que yo estaba preparado para recorrer por él. Ninguno había estudiado cada hueso de su cuerpo, tobillos, rodillas, muñecas, dedos de las manos y de los pies, nadie codiciaba cada pliegue de sus músculos, ninguno se lo llevaba a la cama cada noche y al verlo por la mañana tumbado en su cielo junto a la piscina le sonreía y cuando una sonrisa se aproximaba a sus labios pensaba: ¿sabes ya que anoche me corrí en tu boca?

Lo primero que debo decir es que está narrada en primera persona y que la narración es sumamente íntima. Encaja increíblemente con la personalidad de Elio. Es una narración que yo suelo llamar "desde y hacia el interior": desde el interior, porque conocemos cada profundo sentimiento que nace del protagonista; y hacia el interior, porque en muchas ocasiones la narración se queda en eso, en el interior de Elio, en la abstracción de su mente. Son las novelas que más me gustan: me encanta leer historias en primera persona narradas por personajes masculinos. 

Sin embargo, obviamente (y como todas), esta narración tiene un punto débil, que lo hace aun más exquisita: nos deja encadenados a las palabras de Elio, a sus impresiones y a lo que él cree de lo que sucede a su alrededor. Y, claro, a su interpretación de lo que sucede con los sentimientos de Oliver, quien nos tiene en una nebulosa hasta casi la mitad de la novela.

Al principio, por culpa de este narrador tan particular, tan bien llevado, tan íntimo y tan humano, nos creemos que a Oliver le cae mal el pobre Elio. Y arrastrados por él, no vemos las señales que Oliver le lanza, malinterpretamos y nos quedamos con las dudas. Pero ¿acaso eso no nos pasa todo el tiempo? Por eso me gustan tanto estos narradores. 

Elio es bastante maduro para sus diecisiete años y él mismo dice que los jóvenes de su edad le parecen insulsos. Hasta el momento en que Oliver llega a la casa de la playa, jamás ha explorado la homosexualidad, aunque deja bien claro que los hombres le atraen y que tiene dicha inquietud desde los catorce. Las chicas, a pesar de que le gustan, tienen un plano bastante secundario en su narración: solo es "amistad con derecho a roce". O más bien, a un intento desesperado por olvidarse de Oliver, que claramente no da resultado.

Sin embargo y ¡Luego!, es Oliver quien no puede dejar de pensar en Elio, quien irrumpe en su habitación para provocarle, quien acaricia su pie por debajo de la mesa. Y luego, también, es Oliver quien construye un muro alrededor de ellos, como si el futuro de un hombre no pudiese existir al lado de otro. 

Llámame por tu nombre es una novela preciosa. Llegamos a desesperarnos por saber que pronto se acabarán esas seis semanas, a mirar cuántas páginas faltas y preguntarnos qué puede pasar en lo que resta del libro. Deseamos locamente que Elio y Oliver terminen juntos, pero a veces, los deseos de esas personas que son los personajes no coinciden con los nuestros. O sí. Llegamos a enamorarnos de Oliver, de Elio (a pesar de la inmadurez que acarrea madurar antes de tiempo), del padre de Elio y de su sabiduría, de la dulce Vimini... de los paisajes de la playa, los viajes en bicicleta, el mar, las tardes entre las rocas de los acantilados. Sin duda, una novela que no puedo dejar de recomendar. Espero que la disfruten tanto como yo.