miércoles, 4 de noviembre de 2015

Yo reseño: Chicos que vuelven, de Mariana Enríquez


Chicos que vuelven (2010)
Autora: Mariana Enriquez
Editorial: Eduvim
Género: nouvelle
Páginas: 67


Mechi trabaja en el Centro de Gestión y Participación de Parque Chacabuco (Buenos Aires, Argentina). Se encarga de los archivos de los chicos perdidos y encontrados en la ciudad. Su trabajo es monótono, algo aburrido; trabaja allí hace dos años y aún no se ha acostumbrado del todo al ruido del tránsito que sacude la autopista constantemente. A veces, almuerza en el parque hojeando los archivos. 

Los chicos desaparecen por motivos diversos. A veces se pelean con sus padres y huyen. A veces escapan de un padre golpeador, de un familiar que los abusa sexualmente. Los bebés son "raptados" por sus madres y separados del padre. Y en otras ocasiones, los chicos son secuestrados por redes de trata de personas y obligados a prostituirse. Las chicas superan a los varones en número. 

Solitaria, Mechi tiene un amigo periodista, Pedro, apasionado investigador de asuntos relacionados con la trata de personas. Es Pedro quien le habla a Mechi acerca de un video en el que Vanadis, una hermosa adolescente de catorce años y nombre de diosa escandinava, aparece muerta. Vanadis se prostituía en Constitución y había dejado atrás a su familia y a sus amigos, que aún le dejan mensajes en Facebook.

Pero Vanadis regresa. Mechi la encuentra sentada en el parque y su aparición solo será la primera de una serie de escalofriantes regresos: los chicos vuelven, sí, pero lo hacen con la misma apariencia y ropa con la que desaparecieron, incluso aquellos que lo hicieron hace años. El caso extremo es el de Guachín, un chico que murió atropellado.

¿Quién puede ser la misma persona después de años de abusos tanto psicológicos como sexuales? Eso podría uno preguntarles a los padres de los aparecidos, quienes afirman que esos chicos no son sus chicos. Los padres alegan que los chicos son como cáscaras vacías, que están huecos por dentro.

Como todos seguramente sepan, Argentina lleva sobre sus hombros un gran peso en torno a la palabra desaparecidos. Es una palabra horrorosa porque nadie puede desaparecer, esfumarse en el aire. La contrapartida nos llena de aún más horror: es el aparecido que regresa de la muerte, del más allá... o mejor dicho: el aparecido que regresa a la memoria para que nunca más lo olvidemos, para que no dejemos que nada de eso vuelva a ocurrir.

La naturalidad de una desaparición ocasional, como la de todos los chicos de los archivos de Mechi, contrasta brutal y abismalmente con la aparición masiva de esos niños y adolescentes que ahora pueblan los parques de Buenos Aires, que aparentemente no comen pero sí duermen. El contraste nos sacude, nos lastima... y si nos lastima es porque sabemos que fue real, que es real, y que abrir los ojos ante una realidad tan aplastante conlleva un sufrimiento para el que no estamos preparados.

Chicos que vuelven es un doloroso sacudón a nuestra memoria y eso es, extrañamente, lo que la hace tan bella.