jueves, 25 de octubre de 2018

Yo reseño: Mentira, de Care Santos

Autora: Care Santos
Editorial: Edebé
Colección: Periscopio
Páginas: 249
ISBN: 9788468315775

Sinopsis

Xenia lucha por sacar mejores notas, impulsada por la ilusión de entrar en Medicina, pero últimamente su rendimiento está bajando. Y es que Xenia se ha enamorado, aunque no de un chico de su entorno, sino de un fantasma, de una voz sumergida de Internet con la que comparte su pasión por la lectura. Como Xenia es decidida y su amor virtual se niega a una cita, se propone sorprenderlo, de modo que inicia sus averiguaciones con los pocos datos que dispone. Y todo resulta ser falso, una mentira, ni la foto ni el nombre son reales. ¿Quién es en realidad su alma gemela? Arrepentida por el abandono de sus estudios confiesa todo a sus padres, segura de haber sido víctima de algún desaprensivo. Pero pronto un paquete inesperado va a revelarle la identidad del muchacho con la que compartió sus más íntimas emociones. Proviene de la cárcel de menores y contiene la historia de un asesino.


Bueno, esta no es una novela de temática LGBTI, como la mayoría de las obras que suelo reseñar. La leí porque fue la novela que ganó el último premio Edebé de novela juvenil y quería ver qué tal, el perfil de las obras que se llevan el premio, digamos. 

Lo malo de este libro, de su paratexto, en realidad, es que la sinopsis prácticamente es una reseña perfecta. Creo que dice demasiado, deja todo servido y nada a la imaginación.

Voy a empezar diciendo que la novela me dejó bastante indiferente por dos cosas: en primer lugar, me pareció que desaprovecha bastantes aspectos que habría sido interesante desarrollar; y segundo, todo ocurre demasiado rápido y el final parece escrito a las apuradas. Sin embargo, cuando leí las bases del concurso Edebé me di cuenta de lo que pasaba: las obras enviadas tienen que tener 200 páginas como máximo. Bastante poco. Creo que ese es el motivo de todos los puntos flacos de la novela, la limitación que tuvo la autora a la hora de escribir. Es un libro muy cortito, lo leí en un par de horas.

Empecemos.

Xenia es una chica de dieciséis años que vive con sus padres, controladores en extremo. Pero controladores en serio, eh. No le dejan tener la computadora en su habitación, no le dejan tener Internet en el celular, no le dejan usar la computadora luego de la cena. Su madre controla todas sus actividades en Internet con la excusa de cuidarla de sus peligros. Además, Xenia se esfuerza muchísimo en la escuela porque quiere ser doctora, porque a sus padres les encantaría tener una médica en la familia. Este es el primer aspecto que no se desarrolla lo suficiente. Xenia es un personaje pasivo frente al control de sus padres y no evoluciona a lo largo de la historia. 

Como dice la sinopsis, Xenia comienza una relación por Internet con un chico de su edad: encuentra en un foro de lectura un comentario acerca de El guardián entre el centeno, se interesa por su autor, y le escribe. Así comienza su relación con Marcelo, que en realidad no es Marcelo, sino Éric. El joven no le cuenta que está en una cárcel de menores y sus correos siempre son muy cortos. Se niega a que se vean en persona y le pasa la foto de otro chico. Xenia, que se enamora de él, le insiste para que se encuentren, pero "Marcelo" evade sus pedidos. El enamoramiento también transcurre demasiado rápido. En menos de diez intercambios de emails, los personajes ya están enamorados. 

Uno de los temas principales de la novela, como dije más arriba, es el control. El control parental que padece Xenia en su casa, el control policial con el que debe lidiar Éric en el reformatorio..., el control emocional que llevó a Éric a la cárcel.

Éric vivía en un barrio marginal y fue abandonado por su madre cuando tenía cinco años. Su padre no se encargaba de él y Ben, su primo, un traficante de drogas, lo denunció a servicios sociales y se hizo cargo de él. Por eso, Éric venera a su primo de todas las formas posibles. Continuamente afirma que, de no haber sido por él, habría terminado muerto.

La novela tiene una estructura bastante desbalanceada. Comienza narrada en primera persona por Xenia y continúa siendo narrada por Éric en una extensísima carta en la que le cuenta a Xenia toda su vida y cómo es que terminó en la cárcel. La mayor parte de la historia transcurre en el pasado y cuando se vuelve al presente, los hechos se amontonan y dan un final que, si bien cierra la historia perfectamente, lo hacen de modo abrupto.

SPOILER. Éric está en la cárcel por un crimen que en realidad cometió su primo, Ben. Este ya era era mayor de edad, sería juzgado como adulto y enviado a una prisión común. Ben le pidió a Éric que se autoincriminara, ya que de esa forma sería juzgado como menor y enviado a la cárcel de menores. A eso me refería con el control emocional. SPOILER.

Somos los excrementos del sistema. ( ... ) Al día siguiente de habernos puesto en paz con la sociedad, ella se desentiende de nosotros por completo. Se supone que estamos aquí para hacernos mejores personas, para entender que lo que hicimos está mal y que no debe repetirse, para arrepentirnos. Sin embargo, una vez nos hemos reformado, nadie sabe qué hacer con nosotros. Se abre la puerta y eres una persona como todas. Pero en realidad no lo eres. Quizá no lo serás jamás.


Creo que este es uno de los pasajes más fuertes de la historia. Sin embargo, esta interrogación no se responde para Éric. ¿Logrará ir a la universidad, tal como desea? ¿Cómo será su relación con Xenia?

En fin. Sentí que a la novela le falta bastante historia por contar y que habría sido excelente que hubiese sido escrita en otras circunstancias. 

sábado, 6 de octubre de 2018

Yo reseño: Last Night I Sang to the Monster, de Benjamin Alire Sáenz


Last Night I Sang to the Monster
Hardcover, 239 pages
Published: September 1st 2009 by Cinco Puntos Press
ISBN: 978-193-369-358-3

Zach is eighteen. He is bright and articulate. He's also an alcoholic and in rehab instead of high school, but he doesn't remember how he got there. He's not sure he wants to remember. Something bad must have happened. Something really, really bad. Remembering sucks and being alive - well, what's up with that?

I have it in my head that when we're born, God writes things down on our hearts. See, on some people's hearts he writes Happy and on some people's hearts he writes Sad and on some people's hearts he writes Crazy on some people's hearts he writes Genius and on some people's hearts he writes Angry and on some people's hearts he writes Winner and on some people's hearts he writes Loser. It's all like a game to him. Him.God. And it's all pretty much random. He takes out his pen and starts writing on our blank hearts. When it came to my turn, he wrote Sad. I don't like God very much. Apparently he doesn't like me very much either



Después de leer Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, me quedé con muchísimas ganas de leer más de este autor. Me sorprendí al darme cuenta de que Ari y Dante es una novela muy suave, digamos, en comparación con otras novelas suyas. Leyendo una entrevista, él lo afirmó. Por lo general, sus novelas son bastante duras, y con Ari y Dante quiso escribir algo más tierno, más dulce. ¡Pero vamos con esta novela!

Antes de que me pregunten: no, lamentablemente no está en español.

Zachariah tiene dieciocho años y se encuentra en un centro de rehabilitación por causa de su alcoholismo. No sabemos cómo llegó allí; él sí lo sabe, pero prefiere no recordarlo. Nunca le cuenta su historia a Adam, su terapeuta personal; y tampoco lo hace en las terapias de grupo. 

Zach viene de una familia disfuncional. Su padre es alcohólico y su madre es depresiva y agorafóbica. Sin embargo, y a pesar del dolor que siente por ello, trata de convencerse de que la situación no es tan mala como podría haber sido: su padre no es violento, trabaja y se ocupa de la familia. "Simplemente" bebe y bebe todos los días, luego de llegar del trabajo.

Quien sí es violento es Santiago, el hermano mayor de Zach. Santiago es adicto y en más de una ocasión lo golpea. Cuando algo así le ocurre (cuando algo chocante le ocurre; como cuando su madre quiere tocarlo de formas no-maternales; o cuando un chico lo invita a salir y quiere besarlo, Zach agarra alguna botella de whisky de su padre y sale a beber. A veces bebe con sus amigos, que también andan en drogas, y en ocasiones consume cocaína. 

I know people think that druggies are really nothing but a bunch of losers. But the truth is that the smartest kids, they’re the ones doing the drugs. We’re thinkers and we don’t like rules and we have imagination. All right, so we’re also all fucked up. But hey, you think sober people aren’t all fucked up?

La novela está completamente narrada así, en primera persona, con ese estilo desenfadado e informal.

En el centro de rehabilitación, Zach comparte habitación con Sharkey y Rafael. Sharkey es un joven de veintisiete años que viene de una familia muy adinerada y que está intentando luchar contra su adicción a varias drogas. Rafael es un hombre de más de cincuenta años que también es alcohólico.

Zach establece con Rafael una relación muy estrecha, una relación casi de padre-hijo. Para Zach, la presencia y la ayuda de Rafael serán determinantes: Rafael sí ha aceptado que es alcohólico y está dispuesto y decidido a luchar contra sus monstruos. 

This is my thinking. I’m not really an alcoholic. I just overdid it one night and got some kind of alcohol poisoning. Okay, maybe I overdid it for a period of several days. Maybe weeks. But I’m okay now. That’s my thinking on the subject. 

La historia de Rafael es tristísima. Lloré a mares cuando por fin tuvo fuerzas para contar su historia en la terapia de grupo. Rafael atravesó experiencias que ningún niño ni ningún ser humano debería sufrir jamás. Al igual que Zach. Esta, para mí, fue una de las escenas más fuertes... ya que incluso Adam, el psicólogo del grupo, siempre tan estoico, no puede evitar llorar. 

Adam fue mi personaje favorito, sin duda, aunque obviamente no llegamos a saber mucho de él, solo que tiene dos hijos. Es un hombre entregado a su trabajo, muy humano, afectuoso y cálido. Hace todo lo posible para sacar adelante a Adam sin presionarlo, con delicadeza y cuidado. ¡Me encantaría saber más de este personaje!

No le recomiendo esta novela a cualquier persona. Como dije, es una novela muy dura, triste, aunque su final es muy bello y esperanzador. La mayor parte de la acción transcurre en la cabeza de Zach, en sus monólogos internos, en sus recuerdos, en sus sueños. Así que si leer largos monólogos internos les aburre, esta novela no es para ustedes. A mí, por mi parte, me encantan estas novelas profundas que se meten en la mente de los personajes. Por eso estoy enamoradísima de la pluma de este autor. Al igual que en Ari y Dante, no deja de sorprenderme que una prosa tan sencilla pueda ser tan poética. 

This is the way I see it: if you get to know yourself really well, you might discover that deep down inside you’re just a dirty, disgusting, and selfish piece of shit. What if my heart is all rotted out and corrupted? What about that? What am I supposed to do with that information?

Les confieso que compré el libro pensando que me encontraría con una novela de temática gay y seguramente se lo estarán preguntando dado que este es un blog de literatura LGBTI. Bueno, no. Zach realmente no muestra ningún interés por ninguno de los sexos y, como dije, cuando un chico, llamado Sam, quiere avanzarlo, se enoja y se emborracha. Estuve un rato pensando en por qué se emborracha. Entiendo que tal vez enojarse podría ser una reacción homofóbica, pero ¿y emborracharse?
Más adelante, Sam aparece de nuevo (siempre en los recuerdos) y Zach no se muestra tan reacio con él. En conclusión, sentí que Zach también está descubriendo su propia sexualidad (no necesariamente homosexual) y que sus traumas pasados no lo han dejado explorar ese aspecto de sí mismo. 

Pues bien. Last I Night I Sang to the Monster es una novela preciosa, dura e íntima. Por lo que ya dije, no se la recomiendo a todo el mundo (menos si están pasando por un mal momento). Yo le seguiré la pista a BAS y aguardaré ansiosa sus siguientes novelas :)


Benjamin Alire Sáenz leyendo las primera páginas del libro: