miércoles, 20 de febrero de 2019

Yo reseño: La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin







La mano izquierda de la oscuridad
La mano izquierda de la oscuridad
Ursula K. Le Guin
Título original: The Left Hand of Darkness
Trad. Francisco Abelenda
Minotauro, 2002










La luz es la mano izquierda de la oscuridad,
y la oscuridad es la mano derecha de la luz.
Las dos son una, vida y muerte,
juntas como amantes en kémmer, como manos unidas,
como el término y el camino.


El planeta Gueden atraviesa una era glacial y está sumergido en un invierno permanente. Por eso los terrícolas decidieron llamarlo simplemente "Invierno". Sin embargo, los guedenianos se han adaptado a las inclemencias del clima y no padecen el frío tanto como Genly Ai, terrícola Enviado del Ecumen, una liga interplanetaria pacífica que busca adherir al planeta Gueden al dominio ecuménico. A pesar de llegar a Gueden en son de paz y absolutamente solo (porque un extranjero es una rareza, pero dos serían una invasión), las cosas no le serán fáciles a Genly Ai. En medio de conflictos políticos entre Karhide y Orgoreyn (los principales países de Gueden), numerosas traiciones, y sintiéndose un extraño ante los ojos de los guedenianos, deberá pasar meses en una granja de trabajos forzados y atravesar lluvias, glaciares y tormentas de nieve para finalmente lograr su objetivo.

Los guedenianos son seres singulares y, asimismo, Ai lo es para los nativos de Gueden. Los guedenianos son seres hermafroditas que una vez al mes atraviesan un período de celo denominado kémmer, en el cual se encuentran sexualmente activos. Durante el kémmer, un guedeniano se desarrolla como macho o hembra sin posibilidad alguna de elegir. De esta manera, puede ser hembra o macho en diferentes kémmer, pero no puede cambiar su sexo durante el período. Así, un mismo guedeniano puede ser padre o madre: puede quedar embarazado y tener hijos en la carne, o tener hijos del kémmer. Fuera del kémmer, etapa llamada sómer, el guedeniano es un ser completamente andrógino sin deseo sexual.

La novela se estructura mediante dos narradores: Genly Ai, el Enviado; el guedeniano Estraven, primer ministro exiliado de Karhide por traición; y diferentes relatos y leyendas de Gueden. Así, Los primeros terrícolas en descender en Gueden/Invierno cuentan en sus notas que el ciclo sómer/kemmer les parece degradante, sin sospechar que ellos mismos, seres que se encuentran siempre en kémmer, son igual de monstruosos para los guedenianos. Este miedo a lo diferente, a lo extraño (porque lo diferente resulta amenazante ya que no se comprende) es lo que arrastra a Genly al exilio y a estar al borde de la muerte en varias ocasiones: para los políticos de Orgoreyn, este terrícola no es más que un espía de Karhide y un perverso, un ser que sufre una prolongación excesiva del período de kémmer, acompañada por un desequilibrio hormonal permanente hacia lo masculino o lo femenino, quienes, si bien no son excluidos de la sociedad, son tratados con cierto desdén (p. 39).

Ursula K. Le Guin, de padre antrópologo y tempranamente interesada en los mitos y leyendas de los pueblos, construye mediante la metáfora de este pueblo ubicado a miles de años luz de la Tierra, un debate acerca de nuestra propia sexualidad. Los guedenianos poseen una etapa sin deseo sexual y una etapa con deseo sexual: el impulso sexual es de un tremendo poder en esta fase y domina el conjunto de la personalidad, imponiéndose a todas las otras necesidades instintivas (p. 56); al finalizar el kémmer, el deseo se extingue por completo y no se "acumula". Por lo tanto, Ai afirma que en la sociedad guedeniana no existe frustración sexual: se habla del sexo con naturalidad, se mantienen relaciones sexuales (existen casas públicas de kémmer), pero la mayoría del tiempo los guedenianos son seres asexuales. Así lo explica Ong Tot Oppong, Investigador del primer descenso ecuménico en Gueden:

El fenómeno kémmer, por supuesto, nos fascina ( ... ) pero gobierna a los guedenianos, los domina. La estructura social, la administración de las industrias, la agricultura y el comercio, las dimensiones de las casas, los temas literarios, todo se ordena con el fin de acomodarse al ciclo sómer-kémmer.
Todas las gentes tienen un día libre una vez al mes; nadie, cualquiera sea el puesto que ocupe, está obligado a trabajar cuando se encuentra en kémmer. Nadie tiene vedado el acceso a la casa de kémmer por más pobre o desconocido que sea. Todo cede ante esa tormenta recurrente, esa fiesta de la pasión. Esto podemos entenderlo con facilidad. Lo que no parece nada fácil de entender es que en tres cuartas partes del tiempo no hay en esa gente ningún signo de demostración sexual. Se da mucho espacio al sexo, realmente, pero un espacio de algún modo separado, aparte. La sociedad de Gueden, en su funcionamiento y continuidad cotidianos, no tiene sexo.



Estas notas son de una importancia crucial para que podamos comprender a la sociedad guedeniana. Pero, de alguna forma, Genly Ai olvida lo que su antecesor le advirtió: recordar siempre que en la sociedad de Gueden no existen las dualidades hombre/mujer, virilidad/femineidad, activo/pasivo, débil/fuerte, ni las normas sociales que estas imponen en el resto de las sociedades. Esto resulta inevitable: Genly Ai es un hombre, fue criado como un hombre, y la fisonomía de los guedenianos tampoco ayuda demasiado: son andróginos la mayor parte del tiempo, pero similares a los hombres, y hay que tener en cuenta que la anatomía masculina es, de alguna manera, más "genérica" que la femenina. De esta manera, el mensaje de Ai nos llega condicionado por su propio lenguaje: inevitablemente, llama a Estraven "él" (he), utilizando el pronombre personal masculino. El lenguaje es la cristalización del mundo en que vivimos y los hablantes de diferentes lenguas no viven en el mismo mundo con etiquetas adosadas, sino que viven en mundos diferentes (Werner: 2001). Esta sencilla afirmación, utilizada para relacionar las lenguas humanas, se vuelve evidente cuando Genly Ai le manifiesta a Estraven su sorpresa por que no posean aviones: como en Gueden no existen animales ni insectos voladores, su lengua no tiene ninguna palabra que signifique "volar" y el vocablo más aproximado es "deslizar".

Genly Ai se sorprende de que en Gueden no existan guerras y lo atribuye a la falta de energía sexual y virilidad de los guedenianos durante su etapa sómer (en un mundo donde la concepción del "nosotros" no esté condicionada por la división entre sexos no podrían desarrollarse sentimientos como el patriotismo o el nacionalismo). En los guedenianos no es posible la sublimación, es decir, no existe energía sexual para desviar en otras actividades, por eso los guedenianos no están obligados a trabajar cuando están en kémmer, su mundo está ordenado en sexo y no-sexo, no desordenado como el nuestro.

Sin embargo, a pesar de esta constante falta de pasión (en contraste con la gelidez del planeta), podría plantearse el interrogante de si el instinto sexual de los guedenianos solo tiene como objetivo la perpetuación de la especie o si coexiste con la búsqueda de la satisfacción sexual. La novela evidencia que sí, aunque los matrimonios monógamos no tengan estatus legal. Asimismo, el sexo y la seducción son utilizados como chantaje, como le sucede a Estraven, signo de que, a pesar de las diferencias físicas, la naturaleza del acto sexual no es de ninguna manera, diferente.

Cuando Ai se ve obligado a huir junto con Estraven a través de los gélidos desiertos del norte, comprende por fin que las diferencias no son realmente relevantes: su relación (y estar junto a él cuando entra en kémmer, aunque sin contacto sexual) le hace pensar que llegará el momento en que la unión sexual entre un terrícola y un guedeniano será posible:

Supongo que un día se descubrirá que el contacto sexual es posible entre los guedenianos de doble sexo y los hainis humanos normales de sexos divididos, aunque ese contacto será necesariamente estéril. Habrá que probarlo. Estraven y yo no probamos nada excepto quizá un punto bastante sutil. ( ... ) Un amor profundo entre dos personas incluye, al fin y al cabo, el poder y la posibilidad de causar un daño profundo. Nunca se me hubiese ocurrido antes de esa noche que yo pudiera lastimar a Estraven.


En este pensamiento hallamos simplemente el deseo de Ai de que sus razas se hagan aliadas, que sea posible la amistad que se dio entre él y Estraven. En este pensamiento hallamos, quizá, el deseo de Ai de amar a Estraven, de que los terrícolas y los guedenianos puedan amarse a pesar de sus diferencias. Tal vez, cuando Genly piensa esto, olvida las terribles palabras del rey de Karhide: no veo por qué los seres humanos del planeta [Gueden] desearían o tolerarían alguna clase de relación con criaturas tan monstruosamente distintas.

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