Título: Jim en el espejo
Autora: Inger Edelfeldt
Editorial: Lóguez Ediciones
Nº Páginas: 186
ISBN: 9788485 334414
Sinopsis:
Jim en el espejo es la historia de un adolescente que, poco a poco, va descubriendo que él no es como los demás chicos. A los quince años se da cuenta de lo que pasa: las chicas le dejan indiferente. Pero es al conocer a Matt, cuando comienza el enfrentamiento con sus padres, con la sociedad. Jim comprende y asimila que el amor entre dos hombres no es algo despreciable, sucio.
De los libros que compré por Bookdepository el mes pasado, este era el que más esperaba. Le tenía muchísimas ganas y creo que, hasta cierto punto, no me esperaba algo tan bueno porque las únicas dos reseñas que leí no le hacen tanta justicia (a mi parecer, claro).
Comencemos hablando de la edición, que es muy bonita. Si no les interesa el tema pueden saltearse esta parte ;) Las cubiertas están impresas en cartulina a cuatro colores y tienen un laminado mate. El papel interior es un papel ecológico ahuesado de bastante calibre al punto de que hacen parecer la novela más larga de lo que es. La novela tiene 186 páginas foliadas, pero la cerraron en 192 (seis cuadernillos de 32 páginas cada uno, con cuatro páginas de cortesía al final). La encuadernación es rústica sin solapas y el pegado es binder.
Ahora, sí, hablemos de la novela en sí.
Jim tiene doce años cuando tiene que trasladarse junto a sus padres a la gran ciudad, que en este caso es Estocolmo. La novela comienza aproximadamente en el año 1969 (sí el año de Stonewall) y finaliza en el 1975; es un recorrido por la adolescencia de nuestro protagonista hasta su llegada a la adultez.
En la escuela, Jim no lo pasa bien. No entiende por qué sus compañeros se la agarran con él, por qué lo molestan, por qué lo empujan contra el barro y le estropean su abrigo nuevo. Piensa que es porque tiene las mejores notas, porque es el mejor de la clase, porque es inteligente y los demás son tontos. Sus padres, lamentablemente, no son de mucha ayuda. Ulla-Britt, su mamá, lo sobreprotege demasiado (un afán incomprensible por controlarlo todo); y su papá, Harald, piensa que hay que ser fuerte, macho, y superar todos los obstáculos que se nos ponen en el camino. Jamás acepta que a su hijo realmente le pasa algo y que solo nunca podrá salir adelante.
Así, Jim va encerrándose cada vez más en sí mismo, refugiándose en los libros, hasta que conoce a Uffe, un compañero de clase mayor que él. Uffe es todo un machito: habla de tetas, de motos, de cigarrillos, pero es, a pesar de todo, quien saca a Jim un poco de su burbuja. Jim, de alguna manera, admira esa rebosante masculinidad de Uffe porque es lo que él no será jamás. Sin embargo, al mismo tiempo lo desprecia:
—Ahora no he acertado con la llave, pero, pero cierto, que soy un as en acertar con el agujero —cloqueó Uffe, y su hembra suspiró cansada.
Qué ridículo es, pensé; ¿es realmente así como hay que ser?
La novela está narrada en primera persona por Jim, pero al comienzo de cada capítulo encontraremos unos breves párrafos en itálica: palabras de su madre que nos adelantan un poco lo que sucederá en el capítulo, visto desde su perspectiva. Así, nos enteramos bien rápido de que Ulla-Britt está sumergida en un matrimonio infeliz, ya que Harald, cuando no está trabajando, le es infiel con otras mujeres.
A los quince años, Jim por fin se da cuenta de que es homosexual y llama a su orientación sexual su secreto corazón.
Más o menos a los 16 o 17 años, Jim por fin encuentra un grupo de compañeros inteligentes y estudiosos con quienes hablar de filosofía, política y con quienes pasar el rato. Y en una fiesta de uno de ellos conoce a Mats, un muchacho un par de años mayor de aspecto un poco estrafalario, teatral y medio geek, que lo seduce casi con descaro y lo lleva a su casa.
Mats es totalmente adorable. Se da cuenta de lo que le pasa a Jim, no lo presiona, lo apoya... y cambia su vida totalmente. Jim por fin descubre el amor, el tacto de otra persona, los besos, el sexo. Comprende que ser gay es normal, que son los demás quienes deben cambiar, no él. Lentamente, Jim se contagia del sarcarmo de Mats, así como todas las personas, después de cierto tiempo, nos contagiamos alguna cosita de nuestra pareja:
Porque dos hombres no pueden amarse. Sobre todo, dos hombres no hacen el amor. Es curioso que uno pueda quedarse dormido como un lirón, con un sueño profundo y armonioso, después de una experiencia tan vergonzante. Es curioso que uno no se deshaga después, pálido y ojeroso, y marcado para siempre por sus perversiones, sino que se ría, hable y viva como una persona normal. Pero lo más extraño de todo es que uno tenga incluso la osadía de ser feliz.
Porque por fin Jim, después de tanto sufrimiento, es feliz.
Al principio de la novela, cuando Jim atraviesa una fuerte depresión, dice que se siente irreal. Siente que no existe y que tiene miedo de desaparecer. Esto lo interpreté de la siguiente forma: como todo a su alrededor es heterosexual y él se siente tan diferente, no se ve reflejado en nadie. No se identifica con nadie. Y como nadie es gay a su alrededor (no abiertamente), Jim siente que él mismo no existe. Y que no tiene derecho a existir.
De eso se trata la novela: de la búsqueda de la propia identidad; es un perfecto bildungsroman. Jim no quiere ser un hombre machista e infiel como su padre, no quiere condenarse a la mediocridad. No quiere casarse con una mujer y ser infeliz por siempre. No quiere ser lo que los demás esperan que sea: hacer el servicio militar, estudiar en la universidad una carrera respetable. Pasó tanto tiempo complaciendo a sus padres que ya está harto. Quiere verse en el espejo y verse a sí mismo, no a otro. Y Mats lo ayuda a alcanzar esa libertad.
Pues bien. La novela me encantó, como podrán apreciar :) Y es que es escalofriante (y triste) como una novela que tiene casi cuarenta años que trata sobre la homosexualidad sigue tan vigente en nuestros días. Les aseguro que al principio me costó situarla temporalmente y pensé que estaba ambientada en los 90 solamente porque no se mencionan computadoras ni celulares.
Lo más vigente de la novela, más que la homofobia en sí, es el machismo dentro de la homofobia. El hecho de que todos le den el visto bueno a las infidelidades de Harald, mientras que Jim mantenga una relación amorosa y monógama con un hombre es algo terrible. Parece que la homosexualidad solo fuera aceptada cuando se oculta.
Pero mi amor tiene que ser defendido y explicado; uno se siente como una cebra que continuamente tiene que explicar por qué tiene rayas. ¿Por qué acabaste así? ¿Por qué os fuísteis a vivir juntos? ¿Por qué sois tan felices? ¿Por qué tenéis tiestos en las ventanas como la gente normal?
Me declaro fan de esta novela. Me interesa tanto todo lo que tiene que ver con ella: quisiera saber cómo fue su publicación, si a la autora le costó encontrar editorial (¡Inger Edelfeldt tendría 21 años cuando la publicó!), cómo la recibió el público en su momento, a cuántos idiomas fue traducida, a cuántos países llegó... En fin. Que si supiera sueco, lo usaría de tema de monografía para el seminario de LIJ que estoy haciendo.
De más está decir que súper recomiendo esta novela. Lamentablemente en Argentina solo está disponible comprándolo por Internet. ¿Les llama la atención?