
Editorial: Edebé
Colección: Periscopio
Páginas: 249
ISBN: 9788468315775
Sinopsis
Xenia lucha por sacar mejores notas, impulsada por la ilusión de entrar en Medicina, pero últimamente su rendimiento está bajando. Y es que Xenia se ha enamorado, aunque no de un chico de su entorno, sino de un fantasma, de una voz sumergida de Internet con la que comparte su pasión por la lectura.
Como Xenia es decidida y su amor virtual se niega a una cita, se propone sorprenderlo, de modo que inicia sus averiguaciones con los pocos datos que dispone.
Y todo resulta ser falso, una mentira, ni la foto ni el nombre son reales. ¿Quién es en realidad su alma gemela? Arrepentida por el abandono de sus estudios confiesa todo a sus padres, segura de haber sido víctima de algún desaprensivo. Pero pronto un paquete inesperado va a revelarle la identidad del muchacho con la que compartió sus más íntimas emociones. Proviene de la cárcel de menores y contiene la historia de un asesino.
Bueno, esta no es una novela de temática LGBTI, como la mayoría de las obras que suelo reseñar. La leí porque fue la novela que ganó el último premio Edebé de novela juvenil y quería ver qué tal, el perfil de las obras que se llevan el premio, digamos.
Lo malo de este libro, de su paratexto, en realidad, es que la sinopsis prácticamente es una reseña perfecta. Creo que dice demasiado, deja todo servido y nada a la imaginación.
Voy a empezar diciendo que la novela me dejó bastante indiferente por dos cosas: en primer lugar, me pareció que desaprovecha bastantes aspectos que habría sido interesante desarrollar; y segundo, todo ocurre demasiado rápido y el final parece escrito a las apuradas. Sin embargo, cuando leí las bases del concurso Edebé me di cuenta de lo que pasaba: las obras enviadas tienen que tener 200 páginas como máximo. Bastante poco. Creo que ese es el motivo de todos los puntos flacos de la novela, la limitación que tuvo la autora a la hora de escribir. Es un libro muy cortito, lo leí en un par de horas.
Empecemos.
Xenia es una chica de dieciséis años que vive con sus padres, controladores en extremo. Pero controladores en serio, eh. No le dejan tener la computadora en su habitación, no le dejan tener Internet en el celular, no le dejan usar la computadora luego de la cena. Su madre controla todas sus actividades en Internet con la excusa de cuidarla de sus peligros. Además, Xenia se esfuerza muchísimo en la escuela porque quiere ser doctora, porque a sus padres les encantaría tener una médica en la familia. Este es el primer aspecto que no se desarrolla lo suficiente. Xenia es un personaje pasivo frente al control de sus padres y no evoluciona a lo largo de la historia.
Como dice la sinopsis, Xenia comienza una relación por Internet con un chico de su edad: encuentra en un foro de lectura un comentario acerca de El guardián entre el centeno, se interesa por su autor, y le escribe. Así comienza su relación con Marcelo, que en realidad no es Marcelo, sino Éric. El joven no le cuenta que está en una cárcel de menores y sus correos siempre son muy cortos. Se niega a que se vean en persona y le pasa la foto de otro chico. Xenia, que se enamora de él, le insiste para que se encuentren, pero "Marcelo" evade sus pedidos. El enamoramiento también transcurre demasiado rápido. En menos de diez intercambios de emails, los personajes ya están enamorados.
Uno de los temas principales de la novela, como dije más arriba, es el control. El control parental que padece Xenia en su casa, el control policial con el que debe lidiar Éric en el reformatorio..., el control emocional que llevó a Éric a la cárcel.
Éric vivía en un barrio marginal y fue abandonado por su madre cuando
tenía cinco años. Su padre no se encargaba de él y Ben, su primo, un
traficante de drogas, lo denunció a servicios sociales y se hizo cargo
de él. Por eso, Éric venera a su primo de todas las formas posibles.
Continuamente afirma que, de no haber sido por él, habría terminado
muerto.
La novela tiene una estructura bastante desbalanceada. Comienza narrada en primera persona por Xenia y continúa siendo narrada por Éric en una extensísima carta en la que le cuenta a Xenia toda su vida y cómo es que terminó en la cárcel. La mayor parte de la historia transcurre en el pasado y cuando se vuelve al presente, los hechos se amontonan y dan un final que, si bien cierra la historia perfectamente, lo hacen de modo abrupto.
SPOILER. Éric está en la cárcel por un crimen que en realidad cometió su primo, Ben. Este ya era era mayor de edad, sería juzgado como adulto y enviado a una prisión común. Ben le pidió a Éric que se autoincriminara, ya que de esa forma sería juzgado como menor y enviado a la cárcel de menores. A eso me refería con el control emocional. SPOILER.
Somos los excrementos del sistema. ( ... ) Al día siguiente de habernos puesto en paz con la sociedad, ella se desentiende de nosotros por completo. Se supone que estamos aquí para hacernos mejores personas, para entender que lo que hicimos está mal y que no debe repetirse, para arrepentirnos. Sin embargo, una vez nos hemos reformado, nadie sabe qué hacer con nosotros. Se abre la puerta y eres una persona como todas. Pero en realidad no lo eres. Quizá no lo serás jamás.
Creo que este es uno de los pasajes más fuertes de la historia. Sin embargo, esta interrogación no se responde para Éric. ¿Logrará ir a la universidad, tal como desea? ¿Cómo será su relación con Xenia?
En fin. Sentí que a la novela le falta bastante historia por contar y que habría sido excelente que hubiese sido escrita en otras circunstancias.